martes, 14 de mayo de 2013

REFLEXIÓN SOBRE ACUARIO




REFLEXIÓN SOBRE ACUARIO

“Como es arriba, así es abajo”. Este axioma hermético expresa sabiduría destilada durante milenios y útil todavía durante incontables milenios para comprender el universo. Incita a la meditación y a la comprensión intelectual, pues establece una
relación entre el macrocosmos y el microcosmos. Como la inteligencia es especialmente útil para relacionar conceptos, abstrayendo diferentes características de las ideas que
considera, tenemos que el axioma hermético fue formulado para ayudar a la humanidad a desarrollar su intelecto y comprenderse a la vez que comprendía al Creador. 
La vibración de Acuario baña estos días toda la Tierra. Podemos meditar sobre su naturaleza con un provecho especial, haciéndonos conscientes de su sabiduría. Llevar a la consciencia la sabiduría derramada por el universo es una de las tareas del desarrollo espiritual, particularmente de aquellas personas necesitadas de comprender la verdad y que no pueden limitarse a sentirla. Esta vibración es intelectual, la de un signo de aire, y muy adecuada para infundir persistencia por tratarse, además, de un signo
fijo. 
El simbolismo es un libro inagotable que deja un gran espacio a la creatividad del pensador. Los símbolos no se agotan, su vida mana sin límite. El aguador constituye el símbolo de Acuario, una figura humana vertiendo agua con un cántaro. El agua de los deseos y emociones es regulada por el portador del cántaro, expresando
cómo las energías mentales y persistentes del signo fijo Acuario permiten tal logro. No se trata de un equilibrio estático, sino de uno dinámico y creativo. El agua recuerda aquellas otras aguas del Anillo de los Nibelungos, las aguas del comienzo de la
Atlántida, en las que una humanidad aún no individualizada vivía en la fraternidad universal. Nosotros hemos de recuperar esa fraternidad universal pero conciliada con la conciencia individual, conquistada con tanto esfuerzo. El símbolo esquemático de
Acuario son dos líneas onduladas, una sobre la otra. Transmiten la sensación de equilibrio dinámico con sus curvas y su simetría total. A buen seguro indican también la doble regencia del signo, pues Urano y Saturno son sus corregentes. Si Urano es habitualmente bien reconocido como innovador y disolvente de las formas ya inútiles, sean formas físicas, emocionales o mentales, no se considera lo suficiente el sentido de la corregencia de Saturno. La persistencia, la responsabilidad, la entrega paciente y
discreta, aplicada a la solución de dificultades concretas que representa Saturno es parte indisociable de la vibración acuariana. Nadie vivirá auténticamente en Acuario si no desarrolla estas cualidades menos apreciadas por muchos espíritus vanguardistas del
tiempo presente. Hay que saldar las deudas de destino contraídas antes de viajar a otros mundos. No se puede destruir con violencia o negar la herencia del pasado, como frecuentemente hacemos al no comprender la sabiduría de Urano. Es preciso disolverlo,
tanto con el amor impersonal de Urano como con la justa medida de Saturno, antes de poder ser libres de él. Si Urano mira hacia el cielo, Saturno se concentra en la Tierra y ambos deben alcanzar un equilibrio en nuestro interior, un equilibrio que de a luz un
mundo nuevo, interior y exteriormente. 
La oleada de vida relacionada con Acuario son los ángeles. Los ángeles atravesaron en el Período Lunar el estado evolutivo humano. Esto significa una condición mucho más avanzada que el humano promedio, seres de gloriosa luz comparados con nosotros, hasta el punto que no los percibimos habitualmente. Sin
embargo, su destino está ligado al nuestro, de manera comparable a como nuestro destino ha quedado ligado al de la oleada de vida que nos sigue, la de los animales.
Ellos serán humanos en el futuro Período de Júpiter. Los ángeles nos han prestado innumerables servicios en su propio sendero evolutivo y bajo la dirección de Jehová. En la actualidad se cuidan de la asimilación, crecimiento y propagación, mediante el trabajo
sobre el cuerpo etérico de todos los seres vivos sobre el planeta. A diferencia de  nosotros, su energía no ha sido desdoblada en dos polaridades y expresan con facilidad su capacidad creadora. Su vehículo inferior, el más complejo y organizado, es el etérico,
lo cual los capacita para esas tareas. Su lazo con nosotros es tan fuerte que a cada ser humano se le ha asignado un ángel de la guarda, auxilio y estímulo en su largo peregrinaje por la materia. ¿Podemos imaginar un lazo de destino más profundo y
estrecho? Si queríamos un ejemplo, un modelo de la síntesis entre Urano y Saturno, aquí lo tenemos. Debe ser un gran sacrificio acompañarnos y alentarnos pese a nuestros errores recurrentes y a nuestras bajas vibraciones. Forman parte de esa nube de testigos
espirituales que, según la Biblia, nos acompaña constantemente. 
Resulta osado intentar comprender a seres tan adelantados, pero cualquier esfuerzo sincero nos permitirá espiritualizar nuestros vehículos al sintonizar, aún en grado mínimo, con ellos. Parte de la dificultad proviene de que los ángeles no utilizan un cerebro físico ni razonan como nosotros lo hacemos. Ellos expresan una sabiduría

profunda que sienten sin razonarla, y de esa manera evolucionan. Si lo meditamos, encarnan una expresión depurada de la intuición, creatividad y amor universal de Urano. Su dominio de los éteres los hace estar en excelente posición para instruirnos en las energías subyacentes a la materia, a la vida y a la sexualidad, tan pronto como nos hagamos merecedores de ello. Para establecer contacto consciente con ellos debemos elevar nuestras vibraciones en cierto grado, purificando nuestros vehículos antes. Existe un precedente notable, el de María, la iniciada que concibió a Jesús. Ella se elevó de tal manera que los ángeles podían trabajar con sus vehículos mejor que con los de cualquier otra mujer para preparar el cuerpo en el que Jesús viviría sus años sobre la tierra. Según manifiesta Corinne Heline, fue tal su aprendizaje y compenetración con
los ángeles, que la aceptaron como una más de su oleada de vida. El modelo es de lo más inspirador y esperanzador para nosotros. 
No querría terminar esta reflexión sin recordar otras palabras de Corinne Heline, quien, en El Misterio de los Cristos, propone como frase bíblica para meditar en esta época la de Juan 15,4: “Sois mis amigos”. En ella, Cristo nos da la pauta de la verdadera
fraternidad, la que se eleva sobre cualquier parentesco de sangre o lazo de otro tipo, y sólo reconoce como motor el más elevado sentimiento de ligazón de unos seres humanos hacia otros, la amistad desinteresada entre dos almas. La parte del cuerpo
humano relacionada con Acuario son las piernas, columnas del cuerpo y por ello, columnas del templo en el que mora el espíritu. Su carácter doble refleja nuevamente la naturaleza del signo. Mateo, hombre materialista y pecador, el rico publicano del relato
bíblico, es el discípulo relacionado con Acuario. Supo despegarse de su condición previa de tal manera que se hizo digno de trasmitir a las generaciones posteriores el Evangelio de su nombre, una de las joyas espirituales de la humanidad. 


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