martes, 31 de marzo de 2015

Reminiscencia de una probacionista


Reminiscencia de una probacionista
(Centro de Corrientes. Argentina. Publicado en el nº 1 de “Amistad”, en enero de  
1969)
 
            Corría  el  año  1952.  Mi  salud  decaía  notablemente.  Conocía  las  Enseñanzas Rosacruces  desde hacía un par  de años y había solicitado  curación, después de haber probado los métodos alópatas en varias ciudades.
            Diversos trastornos me aquejaban. No podía retener ni digerir nada. La vida se me escapaba, lenta pero segura.
            Convencida de que encontraría la salud en Mount Ecclesia, partí para la ciudad soñada. Era como una sonámbula que dejaba tras sí todo, hijos pequeños, como si mi alma necesitara lavarse en la fuente de la purificación…
            Así  como  dice  el  ritual:  “desnudo  y  con  lágrimas  de  contrición”,  mas  con profunda  fe  y  firme  convicción,  me  dirigí  al  lugar  que  inmensamente  amo:  Monte
Ecclesia.
            Era la víspera de Navidad. Estrellas simbólicas  de cinco puntas adornaban  las calles de las ciudades cercanas que atravesaba: Los Ángeles, San Diego, otras vecinas a Oceanside.
            Esto  produjo  en  mi  alma  un  fuerte  despertar;  era  como  si  me  diesen  la bienvenida fuerzas venidas de los mundos en que moran los bienaventurados.
            Tal  como  lo  había  planeado  en  mi  interior,  recibía  el  bautismo  de  la  oleada Crística más poderosa del año, al poner los pies en ese santo lugar pocos minutos antes de las 12 P.M.  ¡Nochebuena!  Himnos de  júbilo  cantaban los ángeles,  al igual que mi 
corazón, al ser recibida por tan tiernos y amorosos brazos de los amigos reunidos en la cafetería, conmemorando tan magna fecha. Imposible narrar la experiencia en tan poco espacio.  Pero  una  de  las  más  importantes  está  relacionada  con  la  recuperación  de  mi salud, y es la que me llevó al tema escribirlo.
            Sentí en ese bendito lugar inspiraciones inenarrables. Mi alma percibía algo más de  la  materia  física.  Me  dedicaba  a  escuchar  música  selecta  antes  de  entregarme  al sueño. La música de violín era mi preferida. Así, en toda esa vibrante armonía, ocurrió la maravillosa curación.
            Recuerdo nítidamente haberme entregado al sueño para estar consciente, durante la noche, de la presencia de los médicos espirituales. Aún me parece ver los gestos de Max Heindel, delante de todos y al costado de mi cama, dando instrucciones; luego, oí cómo me pedía que me diera la vuelta (así lo hice), mientras él pasaba al otro costado, seguido de varios personajes de guardapolvo blanco. Luego, perdí la conciencia.
            A la mañana, me levanté en la forma acostumbrada mas, cuál sería mi asombro cuando,  el  entonces  secretario  de  español,  después  de  saludarme  afablemente,  me pregunta suavemente. “¿Recuerdas lo que te hicieron anoche?” Abrí los ojos asombrada y callé, mientras él me narraba detalladamente la operación que me habían efectuado en los cuerpos sutiles. Así fue como, de una mujer desahuciada, de 51 kilogramos de peso y 1.70 cm. de estatura, me convertí en una mujer rozagante, que amaba la vida, con 70 kilogramos  de  peso.  Volví  a  mi  país  pero,  una  noche  antes  de  partir,  me  veía  a  mí misma  descender  desde  una  alta  montaña  en  cuya  cumbre  lucía  inmaculado  nuestro bellísimo Templo. Numerosos escalones me acercaban al mundo. Llevaba en mi brazo derecho  el  Libro  del  Probacionista,  pues  había  hecho  mi  juramento  en  ese  Templo sagrado  pocos  meses  atrás.  Internamente,  escuchaba  una  voz  que  me  decía:  “Id  y sembrad en el mundo. He ahí tu misión.”
            No sé si he estado o estoy a la altura de los que han confiado en mí; sólo sé que siempre fui sincera en mi esfuerzo y conservo una eterna gratitud hacia nuestro amado guía  y  su  fiel  compañera,  como  también  hacia  todos  aquellos  que  me  ayudaron  con tanto desinterés, seres invisibles y visibles (no puedo dejar de nombrar a estos últimos), algunos  vivirán  con  su  recuerdo  permanente  en  mi  corazón,  pues  contribuyeron  a  mi recuperación física y a la adquisición de las experiencias de estos últimos años, lo que, en otra forma, no hubiese sido posible.
            Monte Ecclesia es un lugar sagrado. Se respira allí otra atmósfera. Es un pedazo de tierra obtenido para el cielo. Se percibe música celeste en ciertos lugares. Todo es…
El alma se ensancha, mientras el pecho humano se expande. Debo mi vida presente a seis  meses  de  júbilo  pasados  en  ese  bello  lugar  del  mundo  y  que  marcaron  un trascendental cambio en mi vida.
            ¡Quiera  el  Señor  derramar  Sus  dones  sobre  Monte  Ecclesia  y  sus  fieles servidores!

FRATERNIDAD  ROSACRUZ   MAX HEINDEL  (MADRID)
BOLETÍN INTERNO Nº 40 AÑO 2.001 - TERCER TRIMESTRE 
(Julio - Septiembre)

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Diferencia esencial entre las Enseñanzas de la Filosofía Rosacruz y las de la iglesia ortodoxa


PREGUNTAS Y RESPUESTAS 
(de Rays from the Rose Cross de mayo-junio de 2001) 

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia esencial entre las Enseñanzas de la Filosofía  Rosacruz y las de la iglesia ortodoxa?

Respuesta: Hay muchas diferencias pero, quizás, la principal es la enseñanza de la ortodoxia de que, en cada nacimiento, una nueva alma entra en la existencia material, recién  salida  de  las  manos  de  Dios;  que  vive  aquí  en  un  cuerpo  material  durante  un tiempo  más  o  menos  largo  y,  luego,  pasa,  mediante  la  muerte,  al  más  allá  invisible, donde permanece por toda la eternidad en un estado de felicidad o de sufrimiento, según la vida que haya llevado aquí en el cuerpo.
            La Enseñanza Rosacruz dice que cada alma es una parte integrante de Dios, que está  intentando  adquirir  experiencia,  mediante  repetidas  existencias,  en  cada  vez  más avanzados cuerpos materiales; y que pasa muchas veces por la existencia material y por
la inmaterial; que, cada vez,  posee un poco más de experiencia que la vez anterior; y que,  con  el  tiempo,  acabará  pasando  de  la  nesciencia  a  la  omnisciencia  y  de  la impotencia a la omnipotencia, gracias a esa experiencia.
            Nuestro sentido de la justicia se rebela frente a una enseñanza que envía a un alma  al  hogar  de  una  familia  culta  y  noble,  en  el  que  tiene  la  ventaja  de  la  riqueza, donde al niño en crecimiento se le inculcan enseñanzas morales y, en cambio, envía a otra alma a los barrios bajos, con un padre ladrón y una madre, quizás, inmoral, y cuyas enseñanzas  consisten  en  mentir,  robar,  etc.  Si  estuviéramos  aquí  sólo  una  vez,  todos deberíamos  tener  la  misma  oportunidad  de  ser  juzgados  por  la  misma  ley,  cuando sabemos que  no  hay dos  personas  que  tengan en  la  vida  las  mismas  experiencias.  Y, mientras uno se enfrenta a muchas tentaciones, el otro vive comparativamente alejado de las tormentas de la vida.
            Por lo tanto, si a un alma se la sitúa en un ambiente moral y a la otra en otro inmoral, no es justo enviar al primero a los cielos a disfrutar de la eterna felicidad por haber obrado bien, cuando no ha tenido posibilidades de no hacerlo; ni es justo enviar al otro  al  infierno  por  haber  hurtado  o  robado,  si  las  condiciones  de  su  ambiente  le impidieron obrar de otro modo.
            Las Enseñanzas Rosacruces mantienen que, cualquiera que sea el lugar en el que se  nos  sitúe,  es  siempre  el  más  apropiado  para  nosotros,  en  base  a  nuestras  propias experiencias  de  vidas  anteriores;  y  que  recibimos  siempre  exactamente  lo  que  nos merecemos;  y que todas las experiencias que nos salen al paso son, precisamente,  las 
que necesitamos para adquirir el necesario ímpetu para el siguiente estadio de nuestro desarrollo.

  FRATERNIDAD  ROSACRUZ   MAX HEINDEL  (MADRID)
BOLETÍN INTERNO Nº 40 AÑO 2.001 - TERCER TRIMESTRE 
(Julio - Septiembre)

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Sencilla e inofensiva vida de la que ustedes hablan


PREGUNTAS Y RESPUESTAS 
(de Rays from the Rose Cross de mayo-junio de 2001) 

Pregunta: ¿Sabe  de  algún  sitio,  hogar  o  retiro  en  el  que  se  pueda  vivir  esa   hermosa, sencilla e inofensiva vida de la que ustedes hablan?

Respuesta: No. No conocemos ningún lugar así y,  si existiese alguno de esas características,  lo  sentiríamos  mucho por sus  ocupantes. Si tenemos un temperamento
elevado y nos vamos a las montañas,  a vivir  como reclusos, donde  no hay nadie que pueda herir nuestra susceptibilidad, no estaremos nunca seguros de no impacientarnos el día en que entremos en contacto con los demás. Si encontramos difícil superar nuestros vicios  y  defectos  en  la  ciudad,  y  nos  vamos  a  la  naturaleza  salvaje,  donde  no  hay tentaciones, poca seguridad adquiriremos de no doblegarnos en su momento. Se nos ha situado  en  ciudades  y  entre  nuestros  semejantes  para  que  nos  acostumbremos  y atemperemos a ellos y aprendamos a mantenernos firmes ante cualquier cosa, es decir, a evitar la tentación dondequiera que exista. Se puede estar en el monte y tener el corazón en  la  ciudad,  o  se  puede  uno  encerrar  en  un  monasterio  y  estar  suspirando  por  los placeres del mundo. Es mejor quedarnos en el lugar en que estamos y, allí, desarrollar nuestras cualidades espirituales, que nos harán mejores hombres y mujeres. Hay trabajo que hacer en el mundo Pero, si huimos del mundo, ¿cómo lo vamos a realizar? Tenemos una responsabilidad frente a nuestros hermanos. Y, a menos que nos liberemos de ella, estaremos faltando a nuestra obligación y el destino nos situará en un ambiente del que, esa vez, no podremos escapar. Por tanto, lo mejor es esforzarnos por aprender todas las lecciones que podamos, en vez de tratar de evitarlas.

  FRATERNIDAD  ROSACRUZ   MAX HEINDEL  (MADRID)
BOLETÍN INTERNO Nº 40 AÑO 2.001 - TERCER TRIMESTRE 
(Julio - Septiembre)

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Jardín del Edén


PREGUNTAS Y RESPUESTAS 
(de Rays from the Rose Cross de mayo-junio de 2001) 

Pregunta: ¿Hay  alguna  relación  entre  el  bíblico  Jardín  del  Edén  y  el  laboratorio de los alquimistas o cordón espinal? ¿Tiene actualmente el Jardín del Edén  existencia física en algún lugar del mundo?

Respuesta: El  Jardín  del  edén  existió  y,  ciertamente,  aún  existe.  Fue  en  la Región Etérica de nuestra Tierra física, en la que el hombre vivió. Ocurrió en el tiempo conocido en las Enseñanzas Rosacruces como Época Lemúrica. Entonces, el hombre no era  plenamente  consciente  de  su  cuerpo  físico  y  su  conciencia  estaba  casi completamente  enfocada  en  los  mundos  espirituales,  especialmente  en  la  Región Etérica. Fue desterrado de ella (es decir, su conciencia se enfocó en el mundo físico) a causa de su contacto con los espíritus de los Luciferes, que le enseñaron cómo ejercitar la  función  creadora  independientemente  de  los  ángeles  y,  de  ese  modo,  crear  nuevos cuerpos  cuando  quisiera;  y  para  que  no  aprendiera  el  secreto  de  la  vitalización  del cuerpo etérico a voluntad, que hubiera frustrado la evolución.
            El trabajo de los alquimistas  en el cordón espinal  es completamente  diferente. Consiste  en  el  proceso  alquímico  de  despertar  y  elevar  por  la  espina  dorsal,  hasta  la cabeza, esa parte de la fuerza creadora que se viene empleando para la generación de cuerpos.  Cuando  esa  fuerza  alcanza  la  cabeza,  se  une  con  la  otra  mitad  de  la  fuerza creadora que, en el pasado, se elevó para formar el cerebro y la laringe. Cuando esto se produce, el  hombre puede  pronunciar  la palabra creadora, llena  de vida y vibrante  de energía  vital.  Y  posee  un  órgano  etérico  en  la  garganta  y  en  la  cabeza,  -  un  órgano construido por el servicio - que le permite infundir vida a la sustancia inerte.

  FRATERNIDAD  ROSACRUZ   MAX HEINDEL  (MADRID)
BOLETÍN INTERNO Nº 40 AÑO 2.001 - TERCER TRIMESTRE 
(Julio - Septiembre)

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Fuerzas del sol


PREGUNTAS Y RESPUESTAS
(de Rays from the Rose Cross de mayo-junio de 2001)
 
          Pregunta:  En  alguna  parte  de  su  literatura  he  leído  que  las  fuerzas  del  sol  penetran en el cuerpo humano por la coronilla y las de los planetas lo hacen por la   frente. ¿Me puede, por favor, facilitar la información correcta, incluyendo los efectos   de esas fuerzas sobre la humanidad?
         Respuesta:  Las  fuerzas  del  rayo  solar  penetran  en  el  cuerpo  humano  por  el centro  situado  en  la  frente,  un  poco  por  encima  de  los  ojos.  Los  rayos  planetarios, 
excepto los lunares, entran en el cuerpo por el cerebro y el cordón espinal. El rayo lunar se introduce por la puerta del bazo.
            Es  interesante  saber  que  las  fuerzas  directas  del  rayo  solar  producen   iluminación espiritual; las recibidas a través de los planetas nos producen incremento de la conciencia, desarrollo moral y crecimiento del alma; y los que nos alcanzan desde la Luna producen crecimiento físico.
            Los  rayos  solares,  planetarios  y  lunares  poseen  tres  colores:  azul,  amarillo  y rojo. El rayo azul transporta la fuerza vital del Padre. El amarillo contiene la fuerza vital del  Hijo;  y  el  rayo  rojo,  la  del  Espíritu  Santo.  Cada  ser  humano  puede  absorber únicamente  cierta  cantidad  de  uno  o  más  de  dichos  colores,  según  el  estadio  de  su propia evolución. Por tanto, cada ser, hombre o mujer, se ve afectado de modo distinto por las fuerzas provenientes de las estrellas.

  FRATERNIDAD  ROSACRUZ   MAX HEINDEL  (MADRID)
BOLETÍN INTERNO Nº 40 AÑO 2.001 - TERCER TRIMESTRE 
(Julio - Septiembre)

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lunes, 30 de marzo de 2015

Lemuria y la actualidad


Lemuria y la actualidad
(Carta de la Sede Central de Julio de 1971)
 
            Una  de las  más  interesantes  consecuencias de  leer  varias  referencias sobre  un tema es  la  de  descubrir  la  relación  entre varias  afirmaciones  concernientes  al  mismo.
Por ejemplo, al confrontar las referencia sobre la Época Lemúrica con las actuales, nos encontramos  con  un  hecho  muy  interesante:  que  la  oleada  de  vida  humana  adquirió
entonces muchas cosas que ahora consideramos normales.
            Antes de aquel tiempo de nuestra evolución, no recodábamos nada de nuestras experiencias  diarias;  sufríamos  penosísimo  dolor  al  concentrar  nuestra  atención  en  el mundo físico, más denso; y, cuando pasaba ese dolor, no recordábamos nada de ello. Se puede  pensar  que  eso  era  una  suerte,  pero,  ¿cómo  íbamos  a  aprender  mediante  la experiencia,  de  continuar  aquella  amnesia?  Todavía  conservamos  una  vaga  memoria 
subconsciente  de  aquellos  primitivos  días  de  violentos  impactos,  que  imprimieron  el dolor  en  nuestros  cerebros,  cuando  sufrimos  en  la  actualidad.  Es  más  probable  que 
recordemos  nuestras  experiencias  dolorosas  que  las  más  felices.  O,  por  lo  menos, hablamos  más  de  ellas.  La  facultad  de  la  imaginación  registró  la  primera  memoria germinal  y,  a  través  de  ella,  se  formuló  la  primera  idea  del  bien  y  del  mal.  Como  la imaginación opera a través del polo femenino de la naturaleza, cuando los egos estaban funcionando en un cuerpo de mujer, se convertían en precursores de la cultura o proceso refinador.
            Cuando vivíamos en Lemuria, no teníamos ojos. No los necesitábamos, ya que nuestra conciencia estaba enfocada en los mundos espirituales. Pero, como respuesta al plan evolutivo concebido por Dios para nosotros, comenzamos a trabajar sobre los dos puntos sensitivos - ocelos - de la cabeza, que estaban comenzando a reaccionar a la luz del sol, cuando brillaba nebulosamente a través de la atmósfera ígnea. Nos llevó eones producir el sentido de la vista que tanto apreciamos. En realidad, hasta casi el final de la Época Atlante.             La  última  parte  de  cualquier  época  o  revolución  es  rica  en  “novedades”.  Las primeras partes se dedican a la recapitulación y a la elevación del trabajo ya realizado a 
un nivel superior, y a preparar los vehículos para el siguiente paso en nuestra jornada hacia la completa unión consciente con nuestro Creador.
            En  la  última  parte  de  la  Época  Lemúrica,  la  humanidad  era  pura  e  inocente; estaba a cargo de ángeles guardianes que la guiaron en todos los pasos de su desarrollo. Todavía hay personas que quisieran  tener un ángel guardián en quien apoyarse.  Pero, como estudiantes de ocultismo, nos oponemos a esta idea porque, uno de los requisitos para el crecimiento anímico es la capacidad de arreglárnoslas solos, de tomar decisiones y  de  aceptar  nuestras  responsabilidades.  En  aquel  tiempo,  el  hombre  no  tenía  mente pero no la necesitaba, porque no había decisiones que tomar: su “tierra” era un paraíso.
            Tuvo  que  hacerse  una  preparación  para  proporcionar  un  órgano,  en  el  futuro cuerpo  físico,  por  medio  del  que  pudiera  el  Ego  controlarlo.  Cuando  el  Espíritu Planetario de Marte retiró de la Tierra su influencia, el hierro pudo usarse libremente 
por  la  humanidad.  Él  es  la  base  de  la  existencia  separada  y,  sin  él,  la  sangre  roja  y productora de calor habría sido un imposible. Como aquella sangre caliente y roja era un requisito futuro, el Ego, siempre bajo la dirección de los Seres Superiores, aprendió a desarrollar ese maravilloso fluido.
            Nuestras vidas están de tal manera dominadas por nuestro cuerpo de deseos en la actualidad, que es difícil imaginarse el vivir sin esa fuerza impelente. Cualquier nueva facultad  se  construye  de  un  modo  extremadamente  lento  pero,  mientras  la desarrollamos,  vamos  aprendiendo  a  usarla. Y,  cuando logramos  manejarla adecuadamente,  se  convierte  en tan  parte  de  nosotros  que  su  uso se hace  automático, como ha ocurrido con el cuerpo vital y con ciertas funciones del cuerpo de deseos. Pero el cuerpo de deseos fue cultivado en la Época Lemúrica y, desde el punto de vista de la evolución, no lo poseemos demasiado tiempo. Todavía tenemos mucho que hacer para convertir nuestros deseos egoístas en aspiraciones espirituales.
            Este  cuerpo  de  deseos  dio  a  la  humanidad  el  primer  impulso  para  actuar, independientemente  de  los  impulsos  de  los  ángeles  guardianes,  y  eso  suministró  un incentivo para actuar por propia iniciativa. Mediante su uso, la humanidad aprendió a ser astuta y ejercitar la recién adquirida facultad de la única forma que conocía.
            Durante el estado de cristalización de la Época Hiperbórea, cuando el hombre en formación era semejante a la planta, el cuerpo físico era parecido al de muchas plantas, en cuanto a que se reproducía a sí mismo y creaba un nuevo ser. Pero más tarde, en la Época  Lemúrica,  cuando  se  hizo  necesario  que  la  evolución  del  hombre  tuviese  un instrumento de pensamiento y lenguaje para permitirle expresarse a sí mismo, la mitad de su fuerza creadora, fue desviada, con el propósito de construir con ella una laringe y un cerebro. 
            La laringe se adquirió mientras el cuerpo denso estaba doblado sobre sí mismo, en  posición  fetal,  la  que  caracteriza  todavía  al  embrión  humano.  Cuando  el  cuerpo denso se enderezó y anduvo derecho, parte del órgano creador permaneció en su parte superior y, posteriormente, se convirtió en la laringe. Por eso es por lo que una parte de la humanidad retiene la polaridad negativa o femenina para la procreación, en tanto que la otra retiene la positiva o masculina.
            Sin embargo, debe entenderse que habría sido imposible dividir a la humanidad en sexos por un tiempo determinado, si la fuerza creadora del Espíritu no fuese bipolar. Esta fuerza creadora dual se usa en toda clase de magia y se expresa a sí misma como  VOLUNTAD E IMAGINACIÓN.
            Durante  la  Época  Lemúrica  fue  cuando  los  ángeles  rebeldes,  guiados  por Lucifer, decidieron usar a la humanidad para obtener el conocimiento que les permitiera hacer  un esfuerzo  final y reunirse  con  su propia  oleada de vida. El hombre  tenía una conciencia pictórica interna y los luciferes no tuvieron dificultad para manifestarse a esa conciencia con objeto de hacerla consciente de su forma exterior. Le enseñaron cómo crear nuevos cuerpos sin la mediación de los ángeles, que eran - y son - la Jerarquía a cargo de la generación.
            Durante aquella época se creó la primera raza. Y ocurrió al dividirse el cuerpo de deseos, con el fin de suministrar alguna materia de deseos más elevada a las personas preparadas para dar ese paso. Se les llamó “el Pueblo Escogido”, capaz de aceptar una nueva enseñanza. Y una porción menor de ellos, se convirtió en la simiente de las siete razas atlantes.
            A la luz de lo dicho, es lógico que nos preguntemos por nuestro trabajo actual en cuanto  a  la  evolución  se  refiere.  Obviamente,  debemos  estar  formando  algo  que facilitará  nuestro progreso espiritual. Max Heindel  nos dice cómo trabajar a favor del plan evolutivo, así que, revisémoslo por un momento.
            Los dos éteres superiores del cuerpo vital están siendo acumulados mediante el ritual y la repetición de tipo espiritual. Todo acto reiterado, produce un fuerte impacto y se  convierte  en  parte  de  esos  éteres,  que  serán  el  vehículo  del  alma.  La  humanidad alcanzará esta meta mediante  la devoción a un ideal superior.
            El alma misma es una intrincada mezcla de Alma Emocional (que se extrae del cuerpo de deseos), Alma Intelectual (del cuerpo vital) y Alma Consciente (del cuerpo físico). Una buena forma de comenzar es el aprender a servir, simplemente porque eso es lo correcto. Como esta  actividad  no siempre  se comprende, puede resultar  útil una breve  definición.  Todos  nosotros  servimos  a  alguien  continuamente.  Pero  el  factor determinante entre el servicio inegoísta y el servicio egoísta es el “motivo.” Un servidor puede hacer una obra benéfica y, con todo, tener su propia razón egoísta para hacerla. Pero, ¿cómo se forma su alma? Tiene que haber algún crecimiento, por supuesto. Con el fin de acumular el oro espiritual, el servicio, no importa cuan pequeño, ha de hacerse solamente para beneficiar a otros. Si es necesario un tiempo de prueba y se nos pide más de lo que creemos que podemos hacer, cobremos ánimo y recordemos a Job, acerca de quien  dijo  el  Señor: “…no  hay otro  como  él  en  la  tierra. Varón perfecto y recto.”  El Señor estaba  tan  seguro  de  Job que  dio  permiso  a  Satán  para  tentarlo  hasta  el  límite. Nosotros,  como  principiantes,  no  somos  tentados  hasta  ese  grado  pero,  si  nos proponemos realizar la clase de servicio que Cristo espera de nosotros, los cimientos de nuestra vida espiritual se asentarán sobre una “roca,” y nosotros saldremos airosos.
            El  espacio  entre  el  cuerpo  pituitario  y  la  glándula  pineal  se  llenará  de  fuego-espíritu espinal cuando sirvamos y meditemos sobre la gloria de nuestro Padre Celestial.
Ésta es una parte esencial del trabajo que hemos de hacer para dar el siguiente paso en nuestro progreso hacia la unión con Dios.

Boletín Nº 40 Fraternidad Rosacruz "Max Heindel" Madrid
AÑO 2.001 - TERCER TRIMESTRE (Julio - Septiembre)

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Editorial: BOLETÍN INTERNO Nº 40

Editorial:  BOLETÍN INTERNO  Nº 40


El Plan Divino es algo impresionantemente coherente y que se realiza, de modo inevitable,  a  pesar  de  nuestros  tropiezos  y  dudas  y  equivocaciones  constantes, consecuencia de nuestro libre albedrío y de nuestro imperfecto e inacabado desarrollo evolutivo. Y cada cosa aparece, en el momento oportuno, a cumplir el objetivo para el que  fue  concebida.  Y  cada  cosa  desaparece,  en  el  momento  conveniente,  es  decir, cuando  ha  cumplido  su  misión.  Si  nos  acostumbramos  a  ver  la  historia  como  el desarrollo de ese Plan, nos resultará  más comprensible  que si sólo nos fijamos  en los datos  exclusivamente  materiales,  aparentemente  casuales  y  aleatorios.  Y  lo  mismo ocurre  con  nuestras  propias  vidas,  la  de  cada  uno  de  nosotros,  que  no  son  sino  la realización del plan confeccionado por nuestros propios espíritus para lograr su máximo de manifestación en el plano físico.
            En  la  historia  conocida  por  al  ciencia,  empezando  por  el  hombre  como  ser nómada  y  regido  por  la  ley  de  la  venganza  de  la  sangre,  llegamos  al  hombre  como agricultor y, consecuentemente, sedentario. Y, de ahí, a las ciudades, regidas ya por la Ley del Talión, que no fue sino una limitación a la barbarie anterior, que sólo producía matanzas  innecesarias  y  permanentes.  Ya  en  las  ciudades,  pronto  surgieron  los dirigentes: la realeza, la nobleza y el clero. Y se fundaron los primeros estados en base a monarquías absolutas, en las que el máximo poder lo ostentaba el monarca. Y, cuando la monarquía absoluta hubo alcanzado su cenit, surgió y empezó a cobrar importancia, la  burguesía.  Y,  cuando  ésta  fue  lo  suficientemente  fuerte,  destronó  a  los  reyes absolutos y surgieron las monarquías constitucionales y las repúblicas. Y de ellas, están naciendo organismos  mayores,  más igualitarios,  más niveladores.  Momento  en el  que nos hallamos actualmente. Eso en cuanto al proceso político se refiere.
            Desde  el  punto  de  vista  económico,  empezamos  con  el  trueque  de  productos, seguimos inventando el dinero, continuamos con la letra de cambio, la banca y la bolsa.
Y ahí nos encontramos.
            En  lo  militar,  pasamos  de  la  horda  devastadora,  al  ejército  basado  en  levas obligatorias o mercenarios, dirigidos por los nobles. Luego, por militares profesionales. 
Y  apareció  el  servicio  militar  obligatorio  que,  recientemente,  se  ha  abolido  ya  en muchos países, entre otros el nuestro.  Y ahí estamos.
            En  lo  religioso,  empezamos  adorando  a  las  fuerzas  de  la  naturaleza.  Luego,  a unos dioses violentos, que exigían obediencia ciega. Y más tarde, a un Dios invisible, que nos recompensaría debidamente tras la muerte. Pero ese concepto de Dios y de la vida, rápidamente, están siendo sustituidos por un Ser, del que todos formamos parte, y que nos necesita como nosotros a Él, y por una vida que sabemos renace. Y prolifera la comprensión de que somos espíritus inmortales y de que la muerte no existe y sí existe, en cambio, la evolución, el adelanto, el perfeccionamiento, tras cada vida del hombre, tanto por dentro como por fuera. Y hasta ahí hemos llegado.
            En  cuanto  a  los  instrumentos,  los  inventos,  los  descubrimientos,  han  ido apareciendo oportunamente: el hacha fue sustituida por espada y la lanza; éstas, por la honda  y  el  arco  y  la  flecha, que  dieron  paso al  arma de  fuego:  arcabuz, fusil,  cañón, 
ametralladora, proyectil dirigido, bomba atómica…Y ése es nuestro tiempo.
            La medicina empezó siendo magia. Luego, se independizó de la religión. Desde entonces,  ha  descubierto  los  microbios  como  causantes  de  las  enfermedades,  las vacunas para prevenirlas, los antibióticos para combatirlos, los trasplantes de órganos,
la  prolongación  artificial  de  la  vida,  la  clonación,  el  genoma…  Y  en  eso  nos encontramos.
            En cuanto a la vida de relación, empezando por la incomunicación total de los pueblos, pasamos por el comercio por tierra y por mar con medios rudimentarios, por los navíos a vela, luego a carbón, más tarde a gas oil y a energía atómica… Y al globo, al dirigible, al avión de hélice, al submarino, al reactor, al satélite artificial... Y, de la paloma mensajera al morse, al teléfono, a la prensa, a la radio, a la televisión, a internet.
Y, de ir a pie, pasmos a la caballería, al carro, al tren, automóvil, al avión…
            Y, del carro de Tespis, al teatro, y de él al cine y a la televisión en directo, en tiempo real…
            Si bien se mira, cada uno de estos inventos ha venido a completar otro anterior o a  sustituirlo.  Porque  eso  precisamente  es  la  evolución:  avanzar,  dar  pasos  incesantes hacia el “más perfecto y más bello y mejor”. Pero no hemos de engreírnos demasiado:
Todo  eso  estaba  incluido  en  el  Plan  divino.  Todo  eso  lo  previó  Dios  antes  de  la Creación  y  nosotros  no  hemos  hecho  sino  recibir  de  los  planos  superiores  las inspiraciones necesarias para realizar ese Plan, al tiempo que nos realizábamos nosotros
mismos - como piezas de él que somos - y sin perder nuestra individualidad ni nuestra libertad.
            De todos estos temas, el más sugestivo en nuestro tiempo es el de los medios de comunicación - los media - que, como todo en ese Plan divino, tiene su papel, su misión ineludible que cumplir.
            ¿Y cuál es la misión de los media? Nada menos que la de crear una conciencia colectiva que nos abarque a todos los hombres y mujeres del mundo. Más aún: a todos los seres vivos. Y, aún más: a la naturaleza toda que, en última instancia no es sino el cuerpo físico de Dios.
            ¿Y  cómo  se  lo  arreglan  los  media,  sin  proponérselo,  sin  darse  cuenta,  pero  inevitablemente,  para  crear  esa  conciencia  colectiva?  Haciéndonos  vivir  y  presenciar una  serie  interminable  de  catástrofes,  desgracias,  sufrimientos,  guerras,  injusticias, crueldades,  desigualdades,  abusos,  castigos,  plagas,  enfermedades…  Es  decir, haciéndonos vivir la vida de los demás como si fuese la propia. Porque, toda esa serie 
de  sufrimientos  la  humanidad  los  ha  experimentado  siempre  sin  ser  consciente  de  su 
magnitud, pero ahora llegan a nuestros hogares, traídos por los media, y ello hace que, sin excepción posible, nos duelan a todos en el fondo del alma. Porque todos tenemos el convencimiento  interior de que podría ser mucho mejor, mucho más hermoso, mucho más justo, mucho más soportable. Y que sería deseable que todo eso no ocurriese.
            Pero,  ¿por  qué?  ¿Qué  es  lo  que  nos  hace  sensibles  a  esas  desgracias,  casi siempre ajenas? Nuestra sensibilidad. Una sensibilidad que se nos está despertando. Una sensibilidad  que  no  ha  existido  siempre.  Hace  muy  poco,  aún  admitíamos  y practicábamos  la esclavitud.  Y las  levas forzosas para ir  a la  guerra. Y los impuestos arbitrarios. Y los castigos brutales y desproporcionados…
            ¿Qué nos está ocurriendo, pues? ¿Qué nos ha ocurrido? Sencillamente, que está empezando  a  formar  parte  de  la  conciencia  colectiva  la  idea  de  que  todos  los  seres humanos o, mejor, todos los seres, tenemos derecho a la vida, que todos los hombres y
mujeres  deben  tener  las  mismas  oportunidades,  que  todos  hemos  de  respetar  los derechos  de  los  demás,  que  todo  derecho  lleva  implícita  una  obligación  correlativa  e inseparable  de  él,  que  es  posible  una  sociedad  mejor  que  la  que  tenemos.  Y estamos empezando  todos  -  no  unos  pocos,  como  había  ocurrido  hasta  ahora  -  a  encontrar normal  el  esforzarnos  por  lograrla.  Y  todo  eso  está  calando  muy  hondo  en  nuestros corazones. Y, ¿a qué se debe? A tres causas muy concretas:
            Por un lado, al hecho de que todos los hombres constituimos un espíritu grupal, un todo. Y no podemos sentirnos bien - aunque queramos y hasta, incluso, aunque lo creamos - mientras uno de nosotros, una parte del todo, lo pasa mal.
            Por otro lado, a que, como células en el cuerpo de Dios que somos y, por tanto, instrumentos de manifestación Suyos, vemos reflejados en nosotros Sus esfuerzos por 
alcanzar  un  estado  más  perfecto  que  el  actual,  ya  que  es,  como  nosotros  -  aunque  a 
escala inconcebible para nuestras mentes - un ser en evolución.
            Y, por último, a que todos estamos recibiendo, consciente o inconscientemente, unas vibraciones de procedencia cósmica - las de Acuario - a través del planeta Urano, que están abriendo nuestro corazón a la nota clave de toda la creación: el Amor.
            ¿Y  qué  debemos  hacer  para  activar  esas  vibraciones,  para  absorberlas  al máximo? Seguir viviendo del modo más honesto y responsable de que seamos capaces, y detener nuestra mente, abriendo las puertas a la intuición. Porque es la intuición, y no el razonamiento, la que nos está desarrollando a marchas forzadas. Y es ella la que ha hecho que, al margen de los gobiernos, hayan surgido y sigan surgiendo organismos no gubernamentales  - ONGs  -  que,  obedeciéndola,  sin usar  la  mente  para  comprender el 
mandato ni para argumentarlo, se sientan impelidas a ayudar al prójimo, haciendo caso omiso de razas, religiones, colores o idearios.
            Abrámonos a esa manifestación de la fraternidad universal y de la solidaridad, a esa exacerbación de la intuición, que proviene del Mundo del Espíritu de Vida y,  por ello, por tratarse de un mundo superior al mental, no pasa por él, sino que, utilizando la conexión  oculta  de  aquél  con  el  cuerpo  vital,  se  aloja  en  el  chakra  del  corazón  y despierta  al  Amor,  al  Cristo  Interno,  allí  dormido  y  esperando  pacientemente  ser despertado.
Ese despertar nos llevará a la identificación con el todo, que no supone el vaciar nuestra gota  existencial  en  el  océano  de  la  creación  sino,  al  contrario,  un  vaciamiento  del océano entero en la gota de nuestra propia individualidad.

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               FRATERNIDAD ROSACRUZ  MAX HEINDEL (MADRID)
BOLETÍN INTERNO Nº 40 AÑO 2.001 - TERCER TRIMESTRE
(Julio - Septiembre)