viernes, 20 de noviembre de 2015

Visión Espiritual y Mundos Espirituales





VISIÓN ESPIRITUAL Y MUNDOS ESPIRITUALES


En la primera Instrucción vimos que la única teoría sobre la vida que lleva la antorcha de la razón es la de que el Ego humano es inmortal, de que la vida terrestre es una escuela y que el Ego vuelve a esa escuela vida tras vida para aprender la lección, dirigido por las dos leyes, la de Consecuencia y la de Renacimiento, progresando así convenientemente hacia la meta de la perfección.

La mencionada solución al enigma de la vida provoca naturalmente la pregunta: "y si los que llamamos muertos están vivos en realidad, ¿por qué no los vemos y dónde están?"

Esa pregunta fue contestada en la segunda Instrucción en la que se demostró por medio de testimonios inductivos, deductivos y directos, que hay un mundo invisible en torno nuestro, habitado por los llamados muertos, quienes viven en plena posesión de todas sus facultades, y que la única razón por la que no los percibimos ordinariamente es porque carecemos del sentido necesario para ello. El ciego no puede percibir la luz y el color por carecer de la visión física. Nosotros no podemos ver los mundos espirituales porque carecemos de la visión espiritual. Todos tenemos ese "sexto" sentido en estado latente y en todos sin excepción puede despertarse mediante métodos apropiados, que se indican en la Instrucción XI de esta serie.

En esta Instrucción investigaremos los mundos internos y no estará fuera de lugar el dar una idea general de como conoce el clarividente los mundos invisibles, demostrando a la vez la amplitud, alcance y limitaciones de la clarividencia.

"Clarividente" es el nombre que se da a las personas que ven objetos invisibles para la humanidad ordinaria. Ese nombre significa sencillamente "visión clara" y contrariamente a la idea generalmente aceptada, hay diferentes clases de clarividentes. Algunos se parecen a un prisionero que se encontrara tras una ventana enrejada y cuya capacidad de visión dependiera del panorama de que se pueda dominar desde ella, (bien sea de a un patio de la cárcel o bien que de al campo). Si la ventana tiene además un postigo que se abra a cierre independientemente de su voluntad, comprenderemos fácilmente que sus observaciones son de tan escaso valor para él mismo como para los demás. Cuando se abra el postigo podrá ver lo que ocurra fuera en la parte del mundo interno que esté ante él. No puede ver lo que quiera, agrádele o no la visión; tiene que soportarla hasta que se desvanezca por sí sola. A esas personas se las llama clarividentes negativos o involuntarios.

Otros, en cambio, si bien tienen limitada la amplitud de su visión dominan el postigo, pueden abrirlo o cerrarlo a voluntad, pudiendo ver todo cuanto esté a su alcance. Son también negativos, pero pueden ver "a voluntad" y por lo tanto se les llama clarividentes voluntarios.

Hay también otros cuya facultad puede compararse al estado de un prisionero encerrado en una cárcel de cristal situada en una colina y que tuviera a su disposición telescopios del mayor alcance, con obturadores construidos en tal forma que se abrieran tan Pronto como se quisiera mirar y se cerraran inmediatamente que se dejara de hacerlo. De esta manera tendría pleno dominio sobre su visión, pudiendo ver o no o dirigir su mirada a cualquier objeto que deseara estudiar. Este sería por lo tanto un clarividente entrenado.

Hay aún un grado superior a éste, en el que las puertas de la prisión se abren y el hombre puede abandonar el cuerpo denso a voluntad, ir a los mundos invisibles y estudiar allí las cosas que desee conocer, cosas que la clase citada en el último término sólo puede ver a distancia. Abandonar el cuerpo denso, es, por supuesto, el método ideal. Entonces el hombre no es ya solamente clarividente: es un habitante de dos o más mundos. Pero este estado no lo consiguen generalmente los simples investigadores, sino aquéllos que han hecho el voto de dedicar sus vidas al servicio de la humanidad. A éstos últimos se les llama Auxiliares Invisibles, los que trabajan bajo la dirección de los Grandes Guías de la humanidad: nuestros Hermanos Mayores.

Así como hay muchas personas que cometen el error de ser escépticas respecto a la existencia de los mundos suprasensibles, hay otras que se van al otro extremo, una vez convencidas de la verdad de los mundos invisibles, y creen que cualquiera que pueda "ver" clarividentemente ve toda la verdad y enseguida "sabe" todo lo concerniente a esos mundos superiores.

Es ese un gran error y la falacia de tal idea se comprenderá fácilmente comparándola con nuestros asuntos cotidianos. No nos imaginamos nunca que un hombre que haya nacido ciego "conozca todo" lo del Mundo Físico por el hecho de recobrar su vista; aún más, asaz sabemos que aún aquéllos que hemos tenido la vista sana toda la vida estamos muy lejos de poseer un conocimiento universal acerca de las cosas que nos rodean. La lógica y la analogía quedarían violadas aplicando aquellas suposiciones a los mundos internos. En realidad, ningún clarividente, aunque sea desarrollado, conoce todo lo que haya allí, pues sólo conoce lo que ha investigado. Un ciego que obtenga la visión debe aprender a usar sus ojos, a medir las distancias, etc., lo mismo que el niño; y así también debe ejercitarse el clarividente antes de que su facultad sea realmente útil, e invariablemente, las personas más proficientes en ello son siempre las más modestas en sus afirmaciones y más dispuestas se encuentran a prestar oídos a las versiones de los demás, sabiendo cuanto es lo que aún se desconoce y cuan poco puede abarcar el investigador de las muchas fases de un asunto.

Además, en el Mundo Físico, las formas son estables y no cambian fácilmente, pero en los mundos internos todo está moviéndose intensamente. Las formas cambian de una manera y con una facilidad como apenas es oscuramente mostrado en nuestros cuentos de hadas. Lo maravilloso no es que el clarividente involuntario mezcle a menudo las cosas lastimosamente, sino que consiga ver algo correctamente. El ejercitamiento consiste en enseñar al neófito a mirar más allá de la forma, que es evanescente e ilusoria, dirigiendo su mirada a la vida que es siempre la misma, sin importar cual sea la "forma" que pueda tomar. Porque únicamente cuando se puede hacer eso, ver la "vida",se está libre de toda tergiversación.

Antes de proceder a la investigación de los mundos invisibles, debemos indicar primeramente la concepción Rosacruz del Mundo Físico, porque difiere un tanto de las ideas aceptadas generalmente.

Región Química del Mundo Físico
En las cosas de la vida cotidiana distinguimos entre los sólidos, líquidos y gases. Todos ellos los agrupa la ciencia en unos setenta elementos inorgánicos, tales como hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, ,carbono, etc. Con estos elementos se construyen todas las formas.

También distinguimos cuatro reinos: mineral, vegetal, animal y humano, pero esta distinción es con referencia a las cuatro corrientes de vida de espíritus evolucionantes en varios grados de desarrollo, que se manifiestan como Vida, moldeando los elementos químicos en la multitud de Formas que vernos en torno nuestro.

Esta cuádruple corriente de vida está más o menos firmemente adherida a las formas que ha construido de acuerdo con el grado de desarrollo alcanzado por los diversos Espíritus que la componen.

Los Espíritus que componen la Corriente de Vida Mineral son tal débiles y, por lo tanto, están tan adheridos a la materia que forman los cristales inorgánicos, que parecen inseparables de ella. Esta corriente de vida se manifiesta como fuerza química.

Los Espíritus de la Corriente de Vida Vegetal asimilan los elementos químicos cristalizados y transforman los cristales en cristaloides cuando construyen con ellos sus cuerpos más complejos.

Estas formas vegetales son a su vez utilizadas por las Corrientes de Vida Animal y Humana, agrupándolas como células y órganos que colectivamente componen los más complicados vehículos de los dos reinos superiores.

Mientras las tres corrientes de vida más desarrolladas están obrando sobre la materia química, la vida mineral, inmergida en ella, se hace inerte o, en cierto sentido, muere; pero en el momento en que la vida vegetal, animal o humana abandona una forma, que entonces decimos que está "muerta", la vida mineral nativa de la materia química se liberta nuevamente para afirmarse a sí misma, manifestándose como fuerzas químicas, las que producen el disgregamiento y descomponen la forma en sus constituyentes originales.

Algunos hombres de ciencia atribuyen sensación a los minerales, a los tejidos vegetales y animales "muertos". Las observaciones de la ciencia son correctas, pero es un grave error llamar sensación" o "sentimiento" a lo que no es más que una simple respuesta de la vida mineral a los impactos cuya vida anima a la forma cuando no se la ha apropiado para su uso alguna de las corrientes de vida superiores. La corriente de vida mineral que animal a los tejidos que los experimentadores emplean, meramente registra una impresión; pero es incapaz de verdadera sensación, como la de dolor o placer. Esas cualidades anímicas proclaman una conciencia "interna" capaz de "vibrar sobre" y con las impresiones que recibe. Esto está aun más allá de la vida mineral y por lo tanto todas las formas, como tales, carecen de sensación como los elementos químicos de que están compuestas. La ciencia reconoce este hecho al afirmar que no hay sensación alguna en el dedo cuando éste se hiere, sino que inconscientemente trasmite la sensación de dolor al cerebro. El ocultista científico sostiene que todas las formas, cerebro, músculos, o huesos, carecen igualmente de sensación porque la sensación es un proceso de la vida no inherente a los sólidos, líquidos o gases ni adquirible por ellos durante el tiempo en que están utilizados por las corrientes de vida superiores, que emplean esas substancias en sus propias formas para poder así expresarse mediante ellas en el Mundo Físico denso y visible.

Así que si el hombre poseyera nada más que su cuerpo denso sería incapaz de manifestar vida, como lo son las sustancias químicas que componen ese cuerpo, y si existiera solamente ese Mundo Físico visible, nunca podrían existir otras formas que no fueran cristales inertes. Los animales, vegetales y hombres hubieran sido realizaciones imposibles en la Naturaleza.

Región Etérica del Mundo Físico
Los Rosacruces, en armonía con las demás escuelas de ocultismo, dividen cada mundo en siete "regiones" o estados de materia. Nuestro mundo visible comprende nada más que tres de esas regiones; sólidos, líquidos y gases. El invisible éter ocupa las cuatro regiones restantes y la ciencia oculta comienza sus investigaciones por el estudio de este cuádruple éter.

A esos cuatro estados del éter se les llama la Región Etérica. El éter es el medio por el que fluye la energía solar en los cuerpos densos de las plantas, de los animales y del hombre, y de esta manera es la base de la manifestación de la Vida, y de la vitalidad. los nombres y funciones específicas de esos cuatro estados del éter, contando de abajo para arriba son los siguientes:

1º El Éter Químico es el medium o conductor de las fuerzas químicas que producen la formación de cristales, manifestándose ,como atracciones, y repulsiones, amores y odios de los átomos, la "afinidad electiva" de la que hablaba Goethe, por la cual pueden mezclarse el alcohol y el agua pero no el agua y el aceite. Otras fuerzas manifiéstanse en este éter, produciendo la asimilación, el crecimiento y la excreción que vemos en los
reinos superiores: vegetal, animal y humano. El éter químico es el único activo en los elementos químicos minerales en estado nativo.

2º El Éter de Vida. Un pez puede vivir y moverse en el agua. El animal y el hombre no pueden hacerlo. Viven en el aire que sofoca a su vez al pez. Así que cada reino de la Naturaleza es el medio de manifestación de inteligencias de diversa constitución y de varios estados de desarrollo, teniendo diferentes misiones en la economía de la Naturaleza. Mientras que las fuerzas que obran en el Éter Químico están relacionadas solamente con el mantenimiento de la forma separada, el éter de vida es el éter de la fuerza propagadora que tiene por objeto la perpetuación de la especie y de la raza. Están activas por lo tanto en los vegetales, en los animales y en el hombre.

3º El Éter Luminoso es el medium de manifestación de las fuerzas que producen el calor, el movimiento y la circulación de la sangre en el animal y el hombre y de la savia en los vegetales.

Por intermedio de dicho éter se deposita la verde clorofila en las hojas, coloreándose también por él las flores, los animales y el hombre. Es la vía de ingreso de las fuerzas solares que construyen el ojo y de la visión. Las fuerzas de este éter están parcialmente activas en los vegetales, y plenamente activas en los animales y el hombre.

4º El Éter Reflector es la substancia de la más elevada región del Mundo Físico y allí se pueden encontrar las imágenes o recuerdos de todo lo que ha sido en el Mundo Físico.

Por lo tanto decimos que contiene "la Memoria de la Naturaleza". Allí puede recobrarse en cualquier momento la idea o imagen de la casa que formuló el arquitecto citado como ejemplo, esté muerto o viva aún. Pero el Éter Reflector tiene ese nombre por más de un motivo, porque las imágenes que allí se encuentran, aunque son reproducciones de los objetos del Mundo Físico, no son más que reflejos de las imágenes que se encuentran en un mundo mucho más elevado, en el que esos recuerdos son permanentes, claros y definidos. Estos anales del Éter Reflector sólo los leen los clarividentes involuntarios y los psicómetras que no pueden elegir, aun cuando hayan oído hablar de la existencia de esos registros o anales más elevados.

Algunas veces el discípulo de ocultismo también busca esos registros en el Éter Reflector cuando comienza a investigar los dominios invisibles, pero se le previene su alcance, para que no se decepcione después creyéndolo la última perfección y a su debido tiempo se le enseñará a emplear los anales más elevados.

Este éter es uno de los más importantes dominios de la Naturaleza; es la vía de ingreso mediante el cual el Ego manipula el cerebro y el sistema nervioso y gobierna su cuerpo denso; y en el éter reflector es donde el Ego imprime los recuerdos de sus experiencias que llamamos memoria.

La ciencia nos enseña que lo mismo en el sólido más denso que en el gas más sutil ni dos átomos se tocan, sino que flotan, por decirla así en un océano de éter. Esto es cierto, pero es sólo parte de la cosa; si eso fuera todo sería imposible explicar lógicamente la diferencia entre los cuatro reinos.

Sabemos que para funcionar en el mundo visible es necesario tener un cuerpo denso. Sin tal cuerpo seríamos "fantasmas", invisibles para los otros seres físicos.

Y lo mismo es verdad para los otros mundos. Para poder funcionar en ellos o expresar sus cualidades peculiares, debemos primeramente tener un vehículo formado por sus materiales; y así como es necesario tener un cuerpo denso antes de que podamos actuar en el Mundo Físico, así también debemos tener un cuerpo vital para poder manifestar vida, asimilar, crecer y propagarnos. La corriente de vida mineral actualmente inmergida en la materia de la Región Química no tiene cuerpo vital separado. Las plantas, los
animales y el hombre tienen cuerpos vitales, pero están tan diferentemente construidos como sus respectivos cuerpos densos, variando en cuanto a la calidad, cantidad y organización de la materia etérica que los compone.

Sin embargo, la sola posesión de un cuerpo denso y de un cuerpo vital no es suficiente para explicar todos los hechos de la vida. Si no hubiera otros reinos en la Naturaleza, los cuerpos animales y humanos movibles serían imposibilidades; y aun cuando se hubieran creado cuerpos con el poder de moverse, faltaría el incentivo para ello. El ocultista encuentra que la acción tiene su incentivo en el.

Mundo del Deseo
Como el Mundo Físico, este dominio de la Naturaleza está también compuesto por siete regiones que dividen la materia de acuerdo con su relativa densidad y otras cualidades.

Cuando hablamos de este mundo hablamos de una manera muy diferente de la del Mundo Físico. Esta diferencia es sumamente difícil de describir, porque todos nuestros términos de lenguaje se refieren al mundo de los sentidos, y lo mejor que puede y de aquello en lo que no se parecen.

En primer lugar, aunque la materia de deseos es un grado menos densa que la materia física, no es, bajo ningún concepto materia física "sutilizada". Es muy cierto que el átomo último de todas las formas físicas es el mismo; que la montaña y la flor, el ratón y el hombre están formados todos por la misma clase de átomos; pero sin embargo nunca decimos que el ratón tenga un grado más de "sutilidad" que la montaña. Una diferencia análoga se encierra en la afirmación relativa a la densidad de las dos clases de materia, que hace a la una esclava de leyes que en la otra no rigen.

La materia de deseos o emocional está caracterizada particularmente por la facilidad con que se moldea en diferentes formas y por su capacidad de cambiar de una forma a otra.

Plasticidad es una palabra demasiado pobre para poder calificar a esa cualidad; además la materia de deseos es también un manantial de luz y de color de tal brillantes y luminosidad, tan iridiscente, que nuestros más hermosos crepúsculos parecen obscuros y muertos en comparación con aquélla. Esta luminosidad fulgurante fue la que hizo que los alquimistas medievales la llamaran "astral" o "estelar” aunque nada tiene que ver con las estrellas. Una idea escasísimamente aproximada de ella puede obtenerse tomando una concha de nácar y observando la brillante y variada coloración que adquiere, fluida y cambiante cuando se la pone bajo la luz del Sol y mueve ligeramente.

Para comprender razonablemente lo que es el Mundo del Deseo debemos comprender que es el mundo de la sensación, del deseo, de los anhelos y emociones. Así como nuestros huesos, sangre y carne están compuestos de materia química, así también, nuestros deseos y emociones están formados por materia del Mundo del Deseo; y así como nuestros cuerpos densos están sujetos gravedad y otras leyes físicas, así también nuestros deseos, etc., están dominados por la Atracción y Repulsión, las dos grandes fuerzas del Mundo del Deseo.

La Repulsión es la fuerza predominante en las tres regiones inferiores o más densas. La atracción solo tiene su imperio en las tres regiones superiores, donde la materia es más sutil pero está también presente en algún grado en las tres regiones inferiores, donde se opone a la fuerza de Repulsión.

La Región Central es la Región del "Sentimiento". En ella el interés o la indiferencia por un objeto o idea rompe el equilibrio en favor de una de las otras dos fuerzas, atracción o repulsión, relegando por lo tanto al objeto o idea que engendró el sentimiento a las tres regiones superiores o a las tres inferiores, o, según sea el caso, expulsándolo de nuestras vidas. Una ilustración mostrará el principio que los rige y cómo esos "dos sentimientos" son los resortes que mueven al mundo por medio de las "dos fuerzas".

Los animales y el hombre tienen cuerpos de deseos y están por lo tanto dominados por los dos sentimientos y por las dos fuerzas. Un tigre de los juncales pasará ante un pan con toda indiferencia. Pero sí sentirá interés por el poseedor del pan. Su interés despertará la fuerza de atracción y tratará de matarlo. Este acto de destrucción no es, en manera alguna, ni el fin ni el objeto del tigre, sino un paso necesario para su asimilación.

Si el tigre viera a otra fiera que estuviera tratando algo sobre lo que aquel consideraba su botín, también le producirá interés. Pero en este caso el sentimiento de interés despertará la fuerza de repulsión y se producirá una lucha, siendo el objeto de la misma la destrucción del adversario. En el caso mencionado y en los casos en los que los deseos animales del hombre son factores integrantes, esos dos sentimientos y esa duple fuerza opera análogamente, pero hay una diferencia en la composición del cuerpo de deseos del hombre y del animal.

El cuerpo de deseos de un animal está compuesto solamente por materia de las cuatro regiones inferiores del Mundo del Deseo. De ahí que sea incapaz de sentir más que deseos animales de alimento , defensa o análogos. Un santo sentiría agudos remordimientos por haber expresado inadvertidamente alguna palabra dura e hiriente; los tigres permanecen tranquilos, sin el menor sentimiento por haber obrado mal, aunque maten diariamente. La razón es que el cuerpo de deseos del hombre está compuesto de materia de todas las siete regiones del Mundo del Deseo, así que es capaz de sentir más sutil y elevadamente que el animal, en cierto sentido. Otra ilustración aclarará el punto:

Tres hombres van caminando por una carretera, Ven a un perro enfermo, cubierto de llagas, sufriendo evidentemente dolores intensísimos y hambre.

Esto es evidente para los tres hombres; es lo que testimonian sus sentidos. Ahora viene el "sentimiento". Uno se queda "indiferente" y sigue su camino sin preocuparse, abandonando al perro a su destino. No sucede así con los otros. Ambos se interesan y se quedan; pero este sentimiento de interés se manifiesta de distinta manera en los dos hombres.

El interés de un hombre es de simpatía, de auxilio impeliéndolo a cuidar al pobre animal, para mitigar sus dolores y restaurar su salud. En él, el "sentimiento de interés" ha despertado la "fuerza de atracción'.

El interés del otro hombre es de naturaleza opuesta. Ve nada más que un objeto asqueroso, que ofende su sentido estético y desea librar al mundo de tal ruina tan pronto como sea posible; desea matar al animal y quemarlo. En él, el "sentimiento de interés" ha engendrado la "fuerza destructivo de repulsión".

De esta manera vernos que toda acción o refrenación (que no es más que una acción negativa) es debida a los dos sentimientos. El Interés que pone en acción a una de las dos fuerzas, Atracción o Repulsión, y la Indiferencia que simplemente corta toda relación o idea con el objeto a que va dirigida. Si nuestro interés por un objeto o idea genera repulsión, eso, por supuesto, hará que lo expulsemos de nuestras vidas, pero, hay una gran diferencia en la acción de la fuerza de repulsión y el sentimiento de indiferencia.

Vernos, pues, que un cuerpo denso formado por la sustancia de la Región Química, animado y vitalizado por el cuerpo vital compuesto por los éteres de la Región Etérica, recibe el incentivo para la acción del cuerpo de deseos, un incentivo que los animales siguen absolutamente, pero que en el hombre esta reprimido por otro factor, por cuya razón a veces se ve obligado a obrar contra sus deseos. Si no hubiera otros dominios en la Naturaleza

El Mundo del Pensamiento
Debe ser tenido en cuenta este Mundo para poder explicarnos al hombre. De su substancia se forma la mente para obrar como freno de los impulsos del cuerpo de deseos, indicando la contraria a los impulsos de los dos sentimientos, debido amplio punto de vista alcanzado por la razón.

El Mundo del Pensamiento se compone también de siete regiones en las que la materia está clasificada de acuerdo con su densidad y calidad; además está dividida en dos secciones principales: la "Región del Pensamiento Concreto" y la "Región del Pensamiento Abstracto".

En las tres divisiones inferiores de la Región del Pensamiento Concreto están los arquetipos de todo lo que vemos en el Mundo Físico, como minerales, vegetales, animales y hombres de los continentes, ríos y océanos; y en ellas, el clarividente ejercitado cuya facultad le permite remontarse hasta esos elevados dominios ve, también el océano universal de vida, en el que están sumergidas todas las formas, ve el mismo impulso vital moviéndose de forma a forma en ciclos rítmicos, sustentando la forma especializada por el Ego del hombre o por el Espíritu-Grupo animal y vegetal.

Esos arquetipos no son simplemente modelos, en el sentido en que generalmente se habla de ellos, como una cosa en miniatura o de material más fino; son arquetipos creadores que moldean todas las formas visibles, tales como las vemos en el mundo, a su propia imagen y semejanza, o mejor dicho, semejanzas, porque muy a menudo muchos arquetipos trabajan juntos para formar ciertas especies, dando cada uno la parte de sí mismo que se requiera para construir la forma necesaria. Están dominados y dirigidos por las "Fuerzas Arquetípicas" que se encuentran en la cuarta división. Nuestra mente está formada por la substancia de las cuatro divisiones inferiores, permitiendo al hombre el formar también pensamientos e imágenes que luego puede reproducir en hierro, piedra o madera, así que por medio de la mente que obtiene de este mundo mental el hombre se convierte en un creador en el Mundo Físico, análogo a las fuerzas arquetípicas.

Pero, ¿qué es lo que dirige a la mente en vez de las fuerzas arquetípicas que guían las operaciones de los arquetipos? Es el Ego, quien obtiene sus ropajes de las tres secciones superiores, llamadas la Región del Pensamiento Abstracto e Ideas.

Vemos, pues, que el hombre es un ser muy complicado, habitante de tres mundos a los que está correlacionado por una cadena ininterrumpida de cinco vehículos, los que le proporcionan una conciencia de vigilia, permitiéndole ver los objetos fuera, en el espacio, con contornos nítidos y claros.

El animal no tiene espíritu "individual" todavía, pero tiene el llamado Espíritu-Grupo que anima a todos los miembros de la misma especie. Los animales tienen tres distintos cuerpos- denso, vital y de deseos, pero carecen de un eslabón de la cadena: la mente.

De ahí que los animales no piensen ordinariamente, pero así como "inducimos" electricidad en un alambre poniéndolo cerca de otro que esté cargado, así también, por contacto con el hombre se ha producido una suerte de "inducción" mental en los llamados animales superiores, tales como el perro, el gato, el caballo y el elefante. Los demás animales obedecen los impulsos (que llamamos instinto) del Espíritu-Grupo animal. No ven los objetos con la misma nitidez con que los ve el hombre; en las especies inferiores la conciencia del animal se resuelve más y más en una "conciencia imaginativa" semejante al estado humano de sueño con ensueños, salvo que las imágenes no son confusas e ¡lógicas, sino que concuerdan perfectamente con el animal y con los impulsos del Espíritu-Grupo.

Las plantas tienen un cuerpo denso y un cuerpo vital; de ahí que no puedan sentir ni pensar. Carecen de cuerpo de deseos y mente, y por lo tanto existe una distancia mayor entre la planta y su Espíritu-Grupo que entre el animal y el suyo; de ahí que la conciencia del vegetal sea correspondientemente más obscura, pareciéndose al estado de sueño sin ensueños.

El mineral tiene únicamente un cuerpo denso. Carece de tres eslabones de la cadena que lo uniría a su Espíritu-Grupo. Es, por lo tanto, inerte y su inconciencia se asemeja a la del cuerpo humano en estado de "trance" cuando el Espíritu humano, el Ego, está fuera de su vehículo.

En conclusión- notemos que los tres mundos en los que vivimos no están separados por el espacio. Están todos en torno nuestro, como la luz y el color, inmergidos en la materia física cual si fueran las líneas de cristalización de los minerales. Si dejamos que un platito con agua se hiele y lo examinamos después microscópicamente veremos cristales de hielo divididos unos de otros por líneas. Estas líneas estaban presentes aunque no vistas en el agua como líneas de fuerza, invisibles hasta que se produjeron las condiciones apropiadas. Así que cada mundo está sumergido en el próximo inmediato, invisible hasta que se produzcan las condiciones apropiadas; pero cuando nos hayamos preparado para ello, la Naturaleza, que está siempre pronta para desarrollar ante nosotros sus maravillas, expresará su ardiente alegría a cualquiera que, como auxiliar de la evolución, obtenga la ciudadanía en esos dominios invisibles.

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del libro "Cristianismo Rosacruz", de Max Heindel




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