jueves, 10 de diciembre de 2015

Editorial

EDITORIAL

“…..Añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio: al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto personal y al afecto personal, amor”  San Pedro Apóstol: 1:5-7

            Los estudiantes de la Fraternidad Rosacruz encontramos a través de las enseñanzas de Max Heindel, el método mediante el cual podemos lograr el desarrollo espiritual. Se nos informa en sus libros y de modo muy especial en el Ritual del Servicio del Templo lo siguiente: 



“El Servicio amoroso, altruista y desinteresado que hacemos a los demás, es el camino más corto, más seguro y más gozoso que conduce hacia Dios.”; hallamos en nuestras enseñanzas las pautas que nos sirven de guía.
            En un primer ciclo, el camino se manifiesta con un desarrollo individual, el que se produce por medio del llamado o despertar de conciencia y cuyo resultado será acorde con el  esfuerzo y voluntad que ponga el estudiante.
            A este desarrollo espiritual individual lo consideramos como positivo cuando está complementado mediante una labor de conjunto, que en su primer ciclo se manifiesta por medio del avance aislado del estudiante, pero llega un momento en que él siente la necesidad de integrarse a una labor de conjunto, para así poder cooperar mejor  con la Obra de los Grandes Seres que guían a la Humanidad.
            Si así no fuera, su avance en el Sendero con seguridad se estancará  porque no hay comprensión de obra ni de servicio, tornándose egoísta su labor o estudio.
            Siendo la Fraternidad Rosacruz que es  el heraldo de la Edad de Acuario – cuya influencia ya ha comenzado a percibirse –y teniendo como parte de su misión la de lograrse la Fraternidad Universal, el estudiante tiene que sentir en un segundo ciclo de desarrollo, si así podemos denominarlo, la imperiosa necesidad de relacionarse con otros miembros activos para hacer positiva lo aprendido de la obra, porque: “un carbón no hace un fuego, pero cuando se juntan varios carbones, el calor que está latente en cada uno de ellos, puede convertirse en llama emitiendo luz y calor”, lo que podríamos completar con lo que nos dice Cristo Jesús: “que allí donde estuvieren dos o más reunidos en Su Nombre, El estará con ellos”, es decir que la individualidad debe integrarse a un trabajo de conjunto.
            Para que ello se concrete, es indispensable que en ambos ciclos el estudiante corrija sus errores y sus defectos y los pueda transmutar en actos de comprensión, amor, servicio y cooperación; una vez logrado con seguridad podrá trabajar dentro de los núcleos, centros, etc., en un real clima de fraternidad siendo indispensable lograr esa coherencia y armonía, para que por medio de ese núcleo o centro surja la luz que muestre como ejemplo lo que ha de ser una realidad en la Edad Acuaria.
            ¿Estamos cumpliendo fielmente con estas premisas?
            Procuremos meditar en forma profunda y en la retrospección de nuestros actos hallemos la respuesta correcta. Si ésta es negativa, hoy mismo comencemos a modificarnos, acerquémonos a todos aquellos hermanos que nos necesitan, comprendamos el dolor que es el crisol de la experiencia, amemos a nuestro prójimo, cooperemos dentro y fuera de nuestra Fraternidad, para que así el maravilloso Plan Divino no sufra retrasos  y de manera fundamental, no nos olvidemos de “servir” permanentemente. Si la respuesta es positiva ¡Aleluya¡ ya que estaremos preparados para dar  un nuevo paso y muy pronto seremos  convocados.-
                                                        Juan Roger Márquez


Agradecemos al Sr.Raúl Sasia, por este aporte

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