jueves, 21 de enero de 2016

¿Existe la Reencarnación?


¿EXISTE LA REENCARNACIÓN?

Partiendo de la base que todos sabemos de que todo lo existente en el universo evoluciona, hay que decir que la reencarnación juega un papel fundamental en nuestra propia evolución. El mundo no sería el que es, o mejor dicho, la evolución no existiría tal como la conocemos si no fuera por la reencarnación. Si hubiera un Alma nueva en cada ser humano la evolución sería muy inferior puesto que ésta sólo hubiera podido ser por medio de lo que enseñaron los padres a los hijos más las propias experiencias de los hijos. Pero si lo entendemos como que un Alma aprende una serie de lecciones a través de las experiencias y al cabo de ciertos años renace con ese aprendizaje en forma de conciencia, entenderemos que esta teoría supera a la que muchos dicen que cada ser humano viene con un Alma nueva en cada vida. ¿Qué podrían enseñar aquellos prehistóricos a sus hijos si aún no habían desarrollado la mente? Pues el uso de la fuerza para su supervivencia, su instinto salvaje y poco más, pero si lo enfocamos a través de la teoría del renacimiento comprenderemos (como ya veremos después) que lo que se experimenta en una vida tiene sus resultados positivos y que estos resultados son la base de su carácter en la próxima. Creer que cada ser humano nace con un Alma nueva en cada vida es como creer que un niño va a aprender igual que aprenden ahora si cada día fuera al colegio con un cerebro o con un cuerpo nuevo.

Sabiendo ya que somos un Espíritu o Alma evolucionante que en cada vida toma una serie de cuerpos (que también evolucionan) para, a través de las experiencias, poder desarrollar la mente, la voluntad y el propio Espíritu, está claro que la meta final es convertir los poderes latentes del espíritu en dinámicos y hacernos perfectos como es perfecto el ser que nos creó (diferenció de Él Mismo). Como siempre se ha dicho, nuestro mundo no es el terrenal sino el espiritual o celestial; y como dijo San Pablo, tenemos un cuerpo terrenal y otro espiritual. El Espíritu representado como Alma renace gracias a sus varios cuerpos para obtener experiencias y asimilar su quintaesencia en forma de conciencia y, como ocurre en la vida física durante el sueño, después de dicha asimilación y de un descanso que nos hace olvidar la vida pasada, volvemos a renacer en busca de nuevas experiencias que aumentarán el poder de la voluntad, la moral y la mente. Lo mismo que el niño comienza por aprender las vocales y las consonantes en la escuela infantil, así comenzó el hombre en sus primeros pasos aprendiendo a sentir y a pensar para diferenciar el bien del mal y para actuar según el resultado de sus experiencias. Sin embargo, al igual que el hombre que se acuesta y que no tiene conciencia propia durante unas horas para luego levantarse siendo el mismo, así el Alma sigue siendo la misma por muchos cuerpos que utilice en sus renacimientos.

El verdadero hombre, el Ego o Yo superior, no es nuevo en cada vida porque Dios no podría ser Dios si a un hijo suyo le pidiera las mismas cuentas habiendo nacido pobre, enfermo o entre gente malvada que lo contrario. El hombre siembra en una vida con sus deseos, emociones, pensamientos, palabras y actos, y según sean éstos así será lo que coseche en la próxima vida después de pasar por el estado de purificación del purgatorio y de elevación espiritual en el cielo. Y según esas siembras y cosechas de una vida, así nacerá con determinado carácter en la próxima. La reencarnación o renacimiento será parte de la evolución del hombre hasta que éste adquiera tal desarrollo de conciencia y tal liberación del aspecto personal respecto al mundo físico, que ya no tenga ningún interés por lo material.

Desde el punto de vista de la lógica y de la razón, la reencarnación es necesaria. Sin la teoría de la reencarnación la razón no encontraría explicación alguna a muchas de las inquietudes y preguntas que se hace el ser humano. La reencarnación aporta esperanza, paz y deseos de superación de uno mismo, es más, la luz que arroja explica el origen, evolución y el fin de la vida humana. La teoría del renacimiento ha anulado por completo a la de Darwin a la vez que elimina la angustia producida por los problemas morales que aún mucha gente tiene cuando no encuentra las respuestas adecuadas a sus siempre presentes dudas sobre la vida y el ser. Veamos algunos ejemplos: Todos hemos visto algún documental que diga o demuestre que aún quedan tribus o culturas tan (sobre todo para los occidentales) amorales, atrasadas y salvajes que aunque para ellos sea muy normal lo que hacen, para nosotros sea horrible. No hace tantos años que se descubrieron antropófagos y otras tribus que no tenían lengua reconocida sino que se comunicaban por sonidos y expresiones físicas. Si no existiera el renacimiento como una ley (entre otras) que contribuye a la evolución de cada individuo ¿Dónde irían esos seres después de la muerte? Excepto que alguien siga pensando en aquella teoría absurda de que “venimos de la nada y volvemos a la nada”, a algún sitio tiene que ir su Alma, sea infierno, purgatorio o como queramos llamarlo.

Igual que un niño puede dejar muy atrás a otro desde que comienza en el colegio hasta que consigue su doctorado gracias a su esfuerzo y sacrificio y a que se adapta a las circunstancias y a las enseñanzas, también algunos humanos se quedan tan atrasados en la evolución que aún siguen en esa tribus o razas (que nadie interprete mal estas palabras, todos somos hermanos e hijos de Dios en Espíritu) Está claro que estas Almas no pueden estar mucho tiempo en el Cielo porque no han hecho tantos cosas buenas como para estar allí. La estancia en el Purgatorio o en el Cielo depende de lo bueno o malo que se haya hecho y de los ideales y grado de conciencia que se haya alcanzado. Por consiguiente y suponiendo que un ser con poca razón, moral y espiritualidad acabara de morir, no podría ir al Cielo sin antes limpiarse de todo lo malo que lleva consigo, y eso solo se consigue en el Purgatorio o, a veces, Infierno. Si no creyéramos en la reencarnación diríamos que Dios es malvado por enviarle al infierno o al Purgatorio, pero si lo vemos a través del renacimiento y de la evolución diríamos que (como ejemplo comparativo) es como el niño que no quiere esforzarse por estudiar y se dedica a obstaculizar a sus compañeros, y que a fin de curso repetirá y durante el mismo recibirá algún castigo.

Lo mismo que no se debe castigar físicamente a un niño según lo expuesto anteriormente, tampoco se manda a ese Infierno famoso donde se sufre por toda la eternidad. Ese infierno no existe, lo que existe es un estado de conciencia que hace comprender al individuo el mal que ha hecho, quedando así grabado en la “conciencia” por medio del dolor, que no es otro que el que él causó a los demás. El renacimiento hace comprender y asimilar las leyes divinas para que en cada vida pueda aplicarlas y así liberarse de ellas mismas, tanto durante la vida como después de la misma cuando se encuentra entre sus familiares, amigos y “enemigos” en el más allá. El renacimiento hace que la quintaesencia de las experiencias de todas las vidas pasadas se muestren como “carácter” y como “destino” en la siguiente. Esto, a su vez, hace que cada vez pase menos tiempo en el Purgatorio y más en el Cielo y que subida sea más elevada moral, mental y espiritualmente hablando. El sacrificio, el esfuerzo, la adaptación a la vida, los ideales, el cumplimiento de los deberes, etc., hacen evolucionar al Alma y esa evolución es la que hace que un individuo se interese por lo elevado y espiritual en vez de por lo personal y material. Y cuando ocurre esto es cuando las Leyes de Consecuencia y de Renacimiento nos procuran un mejor destino y una más larga estancia en el Cielo. Es el renacimiento quien hace que el salvaje se convierta en civilizado, quien hace que cada defecto se convierta en virtud y quien nos hace tan dueños de nuestro destino que podamos afirmar que todos alcanzaremos la meta dispuesta por Dios.

Tanto los que creen en el renacimiento como los que no, estarán de acuerdo conmigo en que las experiencias son la base del progreso (trabajo, relaciones, estudios, etc.) Partiendo de esa base ¿qué beneficio o sentido tiene el hecho de que un niño muera al poco tiempo de nacer? Si creemos en ese creador de todo lo manifestado e inmanifestado que todas las culturas y religiones dicen que es Amor, debemos pensar que debe tener un plan para todos sus hijos y que ese plan no puede ser perjudicial sino todo lo contrario. Siendo esto lo más lógico y razonable, veremos qué sentido tiene la teoría del renacimiento cuando decimos que (por ejemplo) los padres de ese niño abortaron voluntariamente una o varias veces en su anterior vida. Pero si no creemos en el renacimiento no encontraremos una explicación convincente. ¿Para qué nace? ¿Viene de esa nada para volver a la nada? Pero también para esa Alma que ha perdido su cuerpo físico tiene explicación el renacimiento si, como ejemplo, murió en un terrible accidente y no pudo llevarse la película de su vida de donde se extrae el beneficio de las experiencias. En este caso pasará a la “escuela infantil celestial” donde aprenderá lo perdido y vivirá felizmente hasta tener preparado un nuevo y mejor renacimiento. De una forma u otra y en todos los casos, la ley de renacimiento hace que no se pierdan las experiencias porque sin ellas no podemos evolucionar.

Hay algo en la naturaleza interna del ser humano que nos presiona para que ejerzamos el poder creador y como resultado de ello podemos ver el mundo que hemos construido desde la prehistoria hasta nuestros días. Las experiencias son muy importantes y por eso intentamos pasarlas de unos a otros pero ¿Cómo se podría entender esto sin la teoría del renacimiento? Si naciéramos todos sin virtudes, tendencias, cualidades mentales, carácter, etc., (que son el resultado de las experiencias de pasadas vidas) es decir con el disco duro mental y de conciencia en blanco, ¿Podríamos haber construido este mundo? O lo que es lo mismo, si el niño se olvidara cada noche de todo lo aprendido durante el día ¿Podría llegar a la universidad? Es el renacimiento como músico durante varias vidas quien hizo que el Alma encarnada como Mozart fuera un genio. Un genio como él y otros muchos no se pueden hacer en una sola vida puesto que desde niños ya demuestran que traen esas cualidades o virtudes.

Cuando cualquiera de nosotros llega a una edad avanzada hablamos con más conocimiento, responsabilidad, precaución y conciencia que cuando éramos jóvenes, si no creyéramos en el renacimiento podríamos preguntarnos ¿para qué sirve toda esa sabiduría? Desde esa incredulidad podemos afirmar que no sería útil a ninguno de nosotros ni siquiera después de muerto, pero desde el punto de vista del renacimiento podemos afirmar que nos servirá para mucho tanto después de muerto como respecto a la vida próxima. ¿Tendría esto sentido en un Plan creado para que todos “seamos perfectos como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto”?

Hasta no hace muchos años se creía que el progreso se basaba en la ley del más fuerte y en la herencia personal que éste dejaba a sus hijos, hoy la ciencia ha comprobado que no es así y la genética sabe que un hijo puede nacer con ciertos aspectos físicos de los padres pero no con otros morales ni intelectuales. Si fuera cierto lo que decía la ciencia de que es la herencia la que hace al hombre y el progreso, significaría que después de Mozart debería de haber nacido el otro Mozart con mayor genio y así sucesivamente, lo que no ocurre normalmente con los genios. Esta teoría científica tiene otro inconveniente y es que si hubiera una cadena de genios familiares por la herencia del primero (que, por cierto hay que preguntarse cómo se hizo) si uno no tiene hijos se cortaría la cadena y se acabaría la genialidad. Pero mirándolo desde un punto de vista más amplio, podríamos decir que, a la larga, todos podríamos ser genios en determinado campo, puesto que los hijos de los hijos de otros hijos genios irían sembrando su genética de genios por todo el mundo. 

Todos hemos conocido o conocemos algún caso donde de un padre inculto y más bien machista, bruto o malvado han nacido hijos/as con un carácter noble y mucho más elevado que el del padre, fruto de sus anteriores vidas. Ha sido la ley renacimiento quien le ha hecho nacer de ese padre porque en el pasado tuvieron alguna relación y dejaron alguna deuda pendiente entre ellos, quizás el que hoy es hijo fue padre en otra vida y no cumplió con su deber correctamente y ahora renace como hijo para hacerlo con sus más elevadas cualidades. El verdadero progreso procede del grado o nivel de conciencia que cada individuo tiene, con la particularidad de que la conciencia se obtiene después de la muerte, cuando revisamos la vida pasada para ver los errores y los aciertos. En la vida social no progresa más el más ladrón, el más bruto o el más tirano, sino el de más elevada moral, intelecto y espiritualidad, y eso no se hereda de los padres sino que lo traemos como carácter gracias al renacimiento. Así es que ni cada persona nace con un Alma nueva (que es como decir que nace sin carácter y con un cerebro y una mente en blanco) ni la evolución se consigue por herencia, sino por la ley de renacimiento que, junto a la de “Consecuencia”, nos ponen dónde nos corresponde y nos dan lo que necesitamos de acuerdo a las deudas del pasado y a los proyectos del futuro.

Si, como algunos afirman, Dios no existe ni tampoco creen en el renacimiento ¿Qué ocurre con esas Almas que nacen en lugares y familias tan diferentes? ¿Qué ha hecho esa Alma para nacer en un barrio de delincuencia y de gente deshonesta y maltratadora? ¿Qué ha hecho ese otro que nace en una familia de ricos donde no le faltará de nada? ¿Por qué uno se verá obligado casi a delinquir o a tener muy pocas posibilidades de progreso mientras enferma una y otra vez, a la vez que el otro puede estudiar una carrera y alcanzar un puesto elevado en la sociedad? A esto le llaman justicia o hechos de la naturaleza muchos de esos incrédulos, pero viendo la perfección del universo y de los reinos de la naturaleza y de nuestros cuerpos, etc. ¿Cómo se puede pensar que esa sabia naturaleza cometa esas injusticias con los seres humanos? 

Cuando un hijo de cualquier de nosotros comete un error grave o persiste en sus faltas, le castigamos sin salir, sin ver la televisión u otros hechos similares, pero eso no evita que el amor que sentimos hacia él nos haga sufrir. Pues de la misma manera que el hombre ha creado sus leyes sociales y sus normas familiares donde, por medio de un castigo rectifica en sus maneras de actuar y de pensar, así mismo Dios también tiene sus leyes divinas para que el hombre vaya por el camino de perfección. Pero hay una diferencia (entre otras) entre la justicia de Dios y la nuestra, y es que, aunque nuestro desarrollo actual aún no nos permita comprenderlo perfectamente, las leyes divinas están hechas y actúan por medio del Amor de Dios. De aquí que cuando una persona nace traiga lo mejor de sus anteriores vidas y lo haga en el lugar y en la familia donde más desarrollo pueda obtener, aunque también sea pagando deudas y errores del pasado.

El ser humano poco evolucionado lo es porque (como el niño en sus primeros años de colegio) ha renacido menos que otros o porque se ha quedado rezagado por no adaptarse y esforzarse como los demás, de ahí que, como en la vida misma, el joven cometa errores por su inexperiencia y el anciano no los cometa tan fácilmente por sus experiencias y conocimientos. La mayoría de la humanidad va recorriendo un sendero cómodo alrededor de una montaña y lo hace inconscientemente y entreteniéndose en contemplar el paisaje y coger las flores que se encuentran en el camino. Pero otros pocos han mirado hacia arriba buscando algo nuevo que les saque de la monotonía y han descubierto que allá en lo alto hay una luz que les sirve de guía y les alumbra el camino recto y empinado que, a diferencia de los otros, ellos toman con fe y esperanza. El renacimiento es lo que hace que en alguna vida veamos esa luz y tomemos el sendero del sacrificio y del servicio amoroso y desinteresado al prójimo. Y cuando estamos en ese nivel comprendemos que esos otros más atrasados y que se entretienen en las cosas del mundo son hermanos nuestros y que es nuestro deber ayudarles. Si no fuera por la conciencia y la sabiduría que nos aporta el hecho de renacer la vida sería un caos porque está claro que el hombre solo piensa en él y en la manera de vivir cada día mejor en perjuicio de los demás. Y si alguien tiene dudas, partiendo de la propia época prehistórica y suponiendo que no existiera el renacimiento ¿dónde estaría o cómo sería actualmente la humanidad?

Francisco Nieto

*

No hay comentarios:

Publicar un comentario