viernes, 10 de junio de 2016

El signo saliente


EL SIGNO SALIENTE

Como hemos dicho en la “Astrología Científica Simplificada”, es el ángulo del rayo estelar el que determina en cuál departamento de la vida será más preeminentemente activo y se ha visto por la observación que el signo saliente o el Ascendente en el horizonte del Este cuando nace un niño, es el factor principal para determinar la constitución básica y la forma del cuerpo físico. Investigaciones ulteriores han demostrado la razón de este hecho, el cual es el de que en el momento de la concepción, cuando el átomo simiente fue colocado en el óvulo, la Luna, la cual es el agente cósmico de la fecundación, proyectaba su rayo fecundante a través del signo y grado que después salen en el momento del nacimiento (o su opuesto). Por tal razón el signo saliente y el grado continúan siendo la avenida del ingreso de las fuerzas de la vida que constituyen el cuerpo del niño hasta el corte del cordón umbilical, y la naturaleza del signo saliente es de este modo estampada indeleblemente en el nuevo vehículo y retenida durante toda su vida.
A este respecto debe notarse que la concepción puede no coincidir necesariamente con la unión corporal de los padres; algunas veces transcurren dos semanas o más antes de que llegue el momento más propicio para que los Ángeles del Destino o sus agentes dicten la concepción. En aquel momento las condiciones cósmicas son de tal manera que formarán un cuerpo que facilite la expresión del ego que busca el renacimiento y le ayuden a la manifestación de su destino autogenerado. Debe tenerse en cuenta también por el estudiante que el momento de dar a luz no es precisamente el momento del nacimiento desde un punto de vista astrológico. La inhalación de la primera respiración completa, generalmente acompañada por un grito, es el momento en que el ego que viene recibe su bautismo estelar, dejándole siempre susceptible a la influencia de las configuraciones especiales de las estrellas que existen en tal momento y, por lo tanto, las estrellas afectan a cada individuo diferentemente de los demás, pues ni aun los horóscopos de los gemelos son exactamente iguales. Debe recalcarse especialmente que con arreglo a estas explicaciones nosotros no tenemos un “hado” determinado debido a que hayamos nacido en cierto tiempo, sino que hemos nacido en el momento particular más apropiado debido a que tenemos un cierto destino autogenerado y que debe cumplirse. Ésta es una distinción muy importante, pues ella sustituye la divina ley al capricho divino; elimina al mismo tiempo el elemento de la “suerte” e inspira al hombre para dominar su “hado” por obediencia a la ley. Si nosotros liemos hecho nuestro horóscopo actual por nuestras acciones pasadas de una vida anterior, lógicamente también estaremos preparando ahora las condiciones para un renacimiento futuro y, por lo tanto, podremos hacer de él lo que elijamos, Si nosotros nos esforzarnos para fortalecer nuestro cuerpo ahora, para cultivar nuestras virtudes, para dominar nuestras faltas, el Sol de nuestra vida venidera saldrá bajo condiciones más favorables que aquéllas bajo las cuales ahora vivimos, y de este modo podemos decir con toda certeza que nosotros regimos nuestras estrellas y dominamos nuestro destino.
Cuando los tres últimos grados de un signo están naciendo o cuando ascienden los tres primeros grados de otro en el momento del nacimiento de una persona, se dice que han nacido en la “cúspide” entre dos signos y entonces las naturalezas básicas de los dos signos correspondientes están mezcladas en el cuerpo de la persona que nace. Así, pues, una persona nacida cuando los tres últimos grados de Aries o los tres grados primeros de Tauro están naciendo, no será totalmente ni de Aries ni de Tauro, sino una mezcla de las cualidades de los dos signos.
La naturaleza del “signo saliente” se modifica también por la presencia de los planetas. El Sol y Marte aumentan la vitalidad si están bien aspectados, pero si están afligidos inclinan a las fiebres y a los de: órdenes inflamatorios, pero también favorecen una rápida recuperación y hacen a la naturaleza más alegre y energética, Júpiter saliendo bien aspectado aumenta la vitalidad, pero inclina a la corpulencia; si el planeta está afligido hace la circulación más lenta, y de este modo da una tendencia a los desórdenes de la sangre.
Los reparos anteriores acerca de Júpiter se aplican también a Venus, pero en un grado más reducido; Saturno saliendo disminuye la vitalidad y favorece las enfermedades crónicas en la última parte de la vida, pero al mismo tiempo da una tenacidad tal hacia la vida que aunque la persona en una enfermedad se encuentre sin esperanzas de salvarse no morirá.
Mercurio, la Luna, Urano y Neptuno hacen al cuerpo de una sensibilidad nerviosa más delicada que la de la generalidad, utilizable especialmente por los precursores de la música, pensamiento elevado, ciencia y por los de las artes eléctricas.
Los planetas colocados en la casa duodécima están considerados como que pertenecen al Ascendente si están dentro de los seis grados inmediatos; así también todos los planetas de la casa primera, no importa cuan lejanos del grado saliente; pero si un signo está interceptado en la casa primera, los planetas allí colocados no tendrán una influencia tan fuerte en la vida como la del signo que ocupa la cúspide.

del libro "El Mensaje de las Estrellas"
 de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel


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