miércoles, 14 de diciembre de 2016

El alma, el cuerpo del alma y el desarrollo del alma


LECCIÓN XI
EL ALMA, EL CUERPO DEL ALMA
Y EL DESARROLLO DEL ALMA

Existe en general una gran confusión entre los estudiantes respecto a la distinción entre alma, cuerpo del alma y espíritu. En el lenguaje Rosacruciano estos términos se refieren a realidades separadas y distintas, mientras que en el uso corriente se emplean más o menos el uno en lugar del otro. En la literatura Rosacruz se habla del alma como de la quinta esencia de los tres vehículos inferiores y de la experiencia adquirida por estos vehículos que implica rectitud en el pensar y obrar. Esta esencia es extraída por el espíritu o ego y empleada por él como pábulo. El alma construye el edificio de los poderes del espíritu, aumenta su conciencia y le capacita para extender su campo de operación.

Las experiencias de la vida, recordadas por medio de la respiración en el cuerpo vital, se aquilatan generalmente en el período de retrospección del purgatorio y del primer cielo, donde su esencia es extraída e introducida en el espíritu en forma de poder del alma. Sin embargo, no es necesario que esperemos a la extracción de las cualidades del alma y su unión con el espíritu, hasta que lleguemos al purgatorio o al primer cielo.

Si nos place, podremos cada noche llevar a cabo este proceso por medio del empleo del ejercicio retrospectivo, que ha sido descrito en las primeras lecciones de este curso. La completa compenetración de alma y espíritu no tiene lugar hasta casi el final de nuestro gran día de manifestación. Añadimos algo a nuestra alma por las experiencias de cada vida, y después de haber vivido muchas vidas, sobre todo si han sido bien vividas, conseguimos completar este atributo. Cuando tengamos la cualidad de exuberancia de alma, los que vivan en derredor nuestro, se darán cuenta de ello.

El alma es triple: el alma consciente es el extracto espiritual del cuerpo físico y las experiencias que este último contiene, y está en relación recíproca con el Espíritu Divino. El alma intelectual es el extracto del cuerpo vital y está en relación recíproca con el Espíritu de Vida. El alma emocional es el extracto del cuerpo de deseo y está en relación recíproca con el Espíritu Humano. Todas las experiencias de nuestras vidas diarias son utilizadas por los procesos de evolución, e introducidas en el alma para el uso en vidas futuras, sea en este plano, sea en otros superiores.

El cuerpo del alma es una entidad distinta; no es un extracto como lo es el alma.

Es uno de los vehículos del espíritu o uno de sus cuerpos. Está compuesto de los dos éteres superiores del cuerpo vital, es decir, del éter de luz y del reflector. El cuerpo del alma se construye por medio de una vida de amor y servicio a favor de la humanidad.

Semejante vida no solamente atrae y purifica una gran parte de los dos éteres superiores, sino que con el tiempo también tiene como efecto el que se produzca una división entre ellos y los dos éteres inferiores. Después de haberse producido esta división, el cuerpo de alma se ha separado y se ha diferenciado de los éteres inferiores, y está disponible ahora como vehículo o cuerpo separado, para ser empleado en los vuelos del alma. En el texto griego del Nuevo Testamento se habla de él como el “soma psuchicon”, y además él constituye el oro y azul de nuestra aura, y puede ser visto con nuestra visión etérea.
Por él se distingue el santo del resto de los mortales. Para su construcción recibimos ayuda de Cristo, el Espíritu Planetario que habita en la tierra, por medio de Sus emanaciones etéreas, que pasan desde el centro de la tierra hacia fuera de ella, atravesando luego nuestros cuerpos vitales.

El cuerpo del alma es retenido por el ego durante la existencia en el purgatorio y en el primer cielo; quiere decir, que está unido al cuerpo de deseo y a la mente y los acompaña por estas dos regiones. El trabajo a favor de la humanidad construye el cuerpo del alma, pero una vida ligera y sensual impide su crecimiento, y produce además el efecto de que los dos éteres inferiores se introduzcan en él, en lugar de los dos superiores, que quedan excluidos. Cuando el cuerpo del alma está construido, la persona que lo posee es capaz de levantar su cuerpo físico a su antojo, y después de haber recibido la debida instrucción, puede atravesar el espacio de un lugar a otro con la más absoluta libertad. Está capacitado para “viajar en países extranjeros”, es decir, para ir a cualquier parte del mundo, según su deseo, y con la velocidad del pensamiento. El cuerpo del alma no pasa por el espacio andando, ni tampoco volando con alas. Es empujado por la voluntad unida al pensamiento, y sigue la dirección indicada por el
pensamiento. Viaja casi con la velocidad de la luz, y cuando la persona concibe la idea de cierto lugar, el cuerpo del alma llega allí, casi en el mismo instante. Es esto un modo de viajar maravillosamente satisfactorio y conveniente; siendo enteramente independiente de vehículos: como trenes y vapores. Además, no hacen falta billetes ni pasaportes. En el cuerpo del alma podemos visitar todos los países de la tierra, observar sus habitantes, sus condiciones y actividades, y volver luego, cuando nos place, a nuestros, cuerpos físicos.

Entre las importantes actividades del cuerpo del alma, hay aquella de un “auxiliar invisible”. Cuando una persona ha desarrollado el cuerpo del alma hasta el punto de poder funcionar en él conscientemente durante el sueño, está capacitada para el servicio de “auxiliar invisible”, y puede entonces tomar parte en la obra de curar a enfermos bajo la dirección de seres superiores, y puede prestar servicio a enfermos y afligidos, lo que de otro modo sería imposible. Los auxiliares invisibles pueden dirigir corrientes de fuerza magnética curativa hacia sus pacientes, y también pueden materializar manos para manipular la parte enferma del cuerpo etéreo o vital del paciente. También reciben enseñanza para poder pronunciar la palabra creadora, la cual separa los tejidos enfermos y construye nuevas células.

del libro Temas Rosacruces UNO 
publicado por Estudiantes de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel


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