martes, 10 de octubre de 2017

San Juan Bautista, el precursor de Cristo


SAN JUAN BAUTISTA, 
EL PRECURSOR DE CRISTO

Su comunión constante con la naturaleza, lo había capacitado para distinguir la verdad de la mentira, lo real de lo irreal. Envuelto en su piel de camello, su físico majestuoso, su largo pelo negro y sus ojos oscuros, gloriosos, encendidos con la luz que destruye las barreras de lo invisible, era una figura impresionante.

Su palabra resonante y apasionada, retadora y vibrante, se distinguían como la voz que clama en el desierto. Su aparición había sido profetizada por Elías. Juan estableció su escuela preparatoria en las orillas del Jordán y del desierto para entrenar discípulos para el Mesías que había de venir. Una de las iniciaciones más importantes de esta escuela era el rito del bautismo.

En el Cristianismo oculto, éste no era una inmersión en agua simplemente, era una ceremonia de la cual el aspirante salía convertido en un clarividente y con el cuerpo y el alma desarrollados. Por eso el Cristo, el Guía Supremo de la Nueva Era vino a Juan para someterse al Bautismo en el Jordán, para así inaugurar Su Ministerio.

Juan meditaba y oraba. Era guiado por los Angeles. El nos dice: “Allí logré toda mi sabiduría”. “Me cubrieron con vestimentas gloriosas y con velos semejantes a las nubes”. “Cubrieron todo mi cuerpo con velo de agua viva, de un brillo intenso”. Así nos lo dice describiendo de este modo su radiante cuerpo-alma. Creció fuerte en espíritu y permaneció en el desierto hasta el día en que comenzó su ministerio en Jerusalem.

Esta alma se estuvo preparando por espacio de treinta años para su misión que duró solamente seis meses. Cuando estuvo preparado se presentó como una nube de esplendor en la vecindad de Jerusalem, que era el heraldo de la Nueva Era. El era la voz del desierto que anunciaba: “Preparad el camino para la venida del Señor”.

Juan, que vivió muchos años de austeridad en el desierto en comunión con la naturaleza, sufrió un rudo golpe al ver la lujuria, la voluptuosidad que reinaban en el mundo. Como Jesús, más tarde, se dio cuenta que el poder espiritual del templo iba derecho hacia su destrucción, a pesar de las innumerables huestes de sacerdotes, escribas y fariseos que asistían a él. Pudo ver en la Memoria de la Naturaleza, el cataclismo que amenazaba a la humanidad.

Así pudo comprender el verdadero significado de la auténtica misión de Cristo. De ahí sus palabras: “Arrepentíos que el Reino de los Cielos está cerca”. En los breves seis meses de su ministerio, se convirtió en la figura principal de su tiempo y las multitudes lo rodeaban para oírlo hablar. Predicaba durante el día; dormía en cuevas durante la noche. Su humildad no ha sido igualada ni siquiera por los discípulos del Señor Cristo.

“Entre los hijos nacidos de mujeres, ninguno más grande que él”, dijo Cristo. Juan declaró siempre que él no era la luz, sino el testimonio de la luz. Perseguido por el Sanedrin y por los sacerdotes; echado de todos los lugares; seguido solamente por un grupo de seguidores fieles, algunos de los cuales debían convertirse en los apóstoles de Jesús, siguió anunciando la venida del Señor.

La corte de Herodes no había tenido rival; todos los vicios, todas las formas de degradación habían sido introducidas en la vida del palacio. Herodes había repudiado a su esposa, la bella flor de los macabeos. Vivía públicamente con Herodías, la esposa del hermano. Juan los atacó muy duramente a ambos por lo que fue encarcelado y decapitado.

Herodías era una maga negra y quería una muerte en la cual la sangre fluyera. Ella sabía el poder que había en esa sangre tan pura para magnetizar y vitalizar su cuerpo, manteniéndolo joven. La luz siempre está en oposición a las tinieblas. En contra de Juan, un mensajero de la Luz del Mundo estaba Herodías, quien era una discípula de la hermandad negra.

Desde la caída, el hombre ha conocido los ciclos alternos del bien y del mal; de la luz, de las tinieblas del día, la noche del espíritu, lo material. El conflicto parece no tener fin. , el heraldo de la luz fue muerto. La Luz del Mundo fue crucificada. Pero el sendero quedó abierto para que todo el que desee pueda hallarlo y caminar en la verdadera Luz que ilumina a todo hombre que viene al mundo.-

Fraternidad Rosacruz Max Heindel
Colombres 2113 – Bº Lomas de San Martín
5008 – Ciudad de Córdoba – República Argentina


Agradecemos al Sr. Raúl Sasia, por este aporte
 
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