sábado, 9 de diciembre de 2017

Servicio de Dedicación

 

Servicio de Dedicación

"A las 10:30 P.M. los probacionistas y discípulos se reunieron en el

Templo para la dedicación y Reunión de Luna Llena, los dos
eventos que despiertan las vibraciones dentro de nosotros y nos
elevan al trono del Padre para hacer descender de allí bendiciones
sobre aquellos que las reciban. A las 11:45 se escuchó el coro
cantando "Oh, Venid Todos los Fieles", a medida que venían en
marcha desde la Pro-Ecclesia hasta el Templo. Sus dulces voces en

la noche tranquila sonaba tan dulcemente que nos arrobó a todos en
una gran ola de adoración.
La Sra. Frances Ray estuvo al órgano en el Templo, y tocó de
"Parsifal" aquella maravillosa marcha de los Caballeros del Santo
Grial. Cómo deseamos haber tenido un órgano de tubos para esa
obra maestra. Entonces todos entonamos "Noche de Paz" con
palabras hermosas que Max Heindel compuso para la melodía.
Luego siguió una impresionante lectura de la Inmaculada
Concepción y del Nacimiento del Cristo. Durante la lectura fueron
proyectadas vistas estereópticas sobre una pantalla en el pequeño
órgano. Muchas de las imágenes eran reproducciones de pinturas
de los grandes maestros y eran muy inspiradoras. Con una rica voz
de contralto, Madame Louise D`Artell cantó,"Abrid las Puertas del
Templo".
"Luego La Sra. Heindel se refirió al propósito del trabajo y a la
necesidad de una consagración personal, despertando en todos una
sentida resolución en avanzar en el logro espiritual por Cristo y la
humanidad. A medida que nos hablaba del hambre anímica que
hay en el mundo por la Verdad, muchos de nosotros sintieron esa
dedicación de la vida a las Enseñanzas. La Sra. Heindel habló en un
tono claro y bajo demostrando las excelentes cualidades acústicas
del Templo. No había eco, a pesar de que cada palabra llegaba a
todas las partes de este salón de 12 lados.
"Mr. D. Moro interpretó una hermosa selección en flauta en tanto
nos preparabamos para la Oración Silenciosa, a la cual fuimos
llamados por los dulces acordes de un solo de cítara, ejecutado por
Eugene Miller. Este método de entrar en Silencio, acompañado de
música suave y hacernos volver de el de la misma manera, es
particularmente armonioso y elevador cuando cesamos todo
cuidado del yo y fluimos en esa unión de todos los que aman, en
servicio a todos los que sufren.
"Cantamos "Oh Pequeño Pueblo de Belén" luego de que la Sra.
Heindel nos diera la admonición de despedida. Luego, en silencio
mientras la Sra. Ray tocaba al órgano una pieza de despedida.
"A las once del siguiente día de Navidad, se llevó a cabo otro
servicio en el Templo. A lo largo del día continuaron los ejercicios y
servicios espirituales. Fue un día que será recordado por mucho
tiempo por quienes estuvieron presentes.
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